El oro rojo de las Caderechas

B.G.R. / Salas de Bureba
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Once productores del valle se dan cita en la décima edición de la fiesta en honor al sabroso fruto bermellón, que este año viene marcada por un descenso en la cosecha • A pesar de todo, se vendieron unos 2.000 kilos

Las hermanas Gandía, Yolanda (i) y Cristina, ofrecieron también una selección de repostería. - Foto: Alberto Rodrigo

El color y su uniformidad; la textura de la piel y de la carne, y el sabor, más o menos dulce. Son algunos de los parámetros que tienen en cuenta los expertos a la hora de decidir qué cerezas salen o no al mercado. Y para ello, los técnicos de la Marca de Garantía del Valle de las Caderechas realizan catas, con sus correspondientes hojas de información. Aquella que no cumpla 2 de los 7 criterios marcados se queda fuera de la caja.

Sus conocimientos fueron compartidos ayer con el público durante la décima edición de la Feria de la Cereza que se celebra en Salas de Bureba. En los bajos del Ayuntamiento, José Ignacio Velasco, técnico de la marca, y Fernando Mayoral, sumiller, dirigieron una cata con 10 variedades y el objetivo final de «evaluar la calidad» del fruto, uno de las más tardíos que se degusta en España.

Y también de los mejores y más sabrosos. Porque si de algo se hablaba ayer en esta pequeña localidad de la Bureba era de las cerezas. Probar, comer y comprar fue el ejercicio más repetido por los asistentes, que acudieron en mayor número que en anteriores ediciones, según los organizadores, que lo atribuyeron al retraso obligado de la fecha de celebración (dos semanas) por culpa de una cosecha más rezagada como consecuencia de las heladas. De hecho, algunas variedades todavía siguen en los árboles de las Caderechas.

Los organizadores de la muestra se mostraron satisfechos con la afluencia de público.Los organizadores de la muestra se mostraron satisfechos con la afluencia de público. - Foto: Alberto Rodrigo La disminución de la producción también estaba en boca de muchos. Porque si normalmente ronda los 200.000 kilos por campaña, el año pasado bajó a 100.000 y este se ha quedado en 50.000 kilos. Menos cantidad, pero de mayor calidad que el año pasado, según contó Yolanda Gandía, que para hacer honor al producto que vendía llevaba puesta, al igual que su hermana, una blusa estampada con el fruto protagonista. Eso, y una selección de postres elaborados con toques de cereza, como corazones de almendra y tarta de queso.

En el caso de Gregorio Nuñez, otro de los productores de la feria, su previsión de ventas durante la jornada de ayer pasaba por los 400 kilos, más o menos la misma cantidad que el año pasado, a pesar de haber visto reducida la cosecha un 70%. «El pedrisco no nos ha afectado, pero el hielo nos ha dejado en la calle», se lamenta este agricultor de Salas de Bureba que lleva participando en la muestra desde su origen, hace 10 años.

Todo los productores de la zona han notado el descenso en la producción. Y la feria también. Porque han participado cinco menos que el año pasado debido se han quedado sin fruto que recoger, lo que ha hecho que las previsiones de ventas a lo largo de la mañana se redujeran de los habituales 4.000 kilos a los 2.000.

Artesanos de la mesa

En total, ayer mostraron su género once puestos, a los que se sumaron otros 25 de productos alimenticios artesanales. Había embutidos (lomos, morcillas...), quesos, pastas, hortalizas, encurtidos, pan, mermelada, miel, ajos y mimbre. Sin olvidarse de los que ofrecían un tentempié (vino y pincho a 1,50 euros) para hacer más ameno el paseo. Todo ello, en un ambiente festivo en el que no faltaron las dulzainas acompañando la degustación de una fruta que este año, al ser más escasa, se convierte en mucho más preciada.