La obra de la iglesia del S-4 empleará a personas en riesgo de exclusión

Gadea G. Ubierna / Burgos
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La intención del párroco es contribuir con el tejido social del barrio y de la capital desde el primer momento, pero cimentación y estructura se contratarán con profesionales del sector

La construcción de la nueva iglesia del S-4, Juan Pablo II, empleará a personas en riesgo de exclusión. O, al menos, esa es la intención del párroco, Julián Palencia Ubierna, quien pretende que el templo que se levantará en el entorno de la estación de tren «sirva al barrio en todos los sentidos». Por ese motivo, contactó hace tiempo con Cáritas para que personas adscritas a su servicio de empleo puedan colaborar en trabajos sencillos. «La cimentación y la estructura la harán profesionales, pero el resto creo que es asequible para otras personas», explica Palencia, quien también atiende las parroquias de Villímar y Villayerno Morquillas.

La creación y delimitación de esta parroquia se produjo a la vez que la de San José María Escrivá, en Cellophane, pero el ritmo para la puesta en pie ha sido muy distinta: el templo bendecido por el Opus Dei lleva meses en funcionamiento, mientras que el del S-4 todavía no ha completado los trámites previos a la obtención de la licencia en el Ayuntamiento. De hecho, Licencias supervisa el estudio de detalle, pero faltan los proyectos básico y de ejecución.

Hace apenas unos días que la Diócesis afirmó que el ejercicio de 2014 se cerró con un superávit de 304.000 euros, un saldo positivo relativo porque se debe al retraso en el inicio de las obras de este templo, que se levantará en una parcela ubicada frente al centro de salud José Luis Santamaría (entre las calles Lazarillo de Tormes y Codón Herrera), y otro en Ibeas. En este sentido, tanto el párroco como la Concejalía de Licencias coinciden al explicar que la fase del estudio de detalle está llevando más tiempo de lo esperado porque la ubicación inicial para el templo no era factible. El cura cuenta que querían levantar una «ermita sencilla» de unos 300 metros cuadrados en un extremo de la parcela y dejar los otros disponibles 2.000 libres. Pero el Ayuntamiento se opuso, entre otras cosas porque bajo el punto escogido se ha proyectado «un garaje mancomunado» y no lo aprobó. Así que tuvieron que cambiar de idea y de volúmenes, por lo que solicitaron tres proyectos y escogieron uno que plantea un templo muy sencillo, que ocupa unos 500 metros cuadrados. «Al culto se dedicarán solo 300, la intención es que el resto pueda aislarse para darle otros usos», apunta Palencia.

Más involucrados

Un propósito coherente con la idea de que la iglesia dedicada a Juan Pablo II tiene que involucrar a los aproximadamente 2.000 parroquianos que le corresponden y que ahora se desplazan a Villímar, donde la mitad de los 200 niños que van a catequesis residen en el S-4; lo mismo que el 80% de los bautizados

Así, Palencia quiere dar voz a los vecinos en el diseño de ‘su parroquia’ antes de remitir al Ayuntamiento el proyecto básico, que precede al de ejecución y a la licencia. Una decisión que sabe que ralentizará la obra, pero cree que el fin lo justifica. «El barrio está atendido desde Villímar, por lo que no me importa tardar más en la construcción si lo hacemos de esta forma», añade, matizando que el contar con ‘no profesionales’ de la construcción para labores de urbanización para temas menores también le exigirá a él más esfuerzo. «Sería más sencillo contratarlo todo, pero creo que la iglesia tiene que ser algo del barrio y pienso que si te involucras desde el comienzo lo sientes como algo más propio», señala.