La primera pareja reproductora de bisontes ha pasado su primera noche en los alrededores de Atapuerca, concretamente en el vallado de 16 hectáreas preparado para recibirlos en el monte de Valcabadillo de Salgüero de Juarros. Después de no pocos avatares, por fin, han podido viajar hasta tierras burgalesas desde el Natuurpark de Lelystad (Holanda). Eran las 11 de la mañana de ayer cuando después de un viaje en un transporte especial de 21 horas llegaba la pareja para integrarse en el proyecto Paleolítico Vivo; además, en el convoy viajaban otras cinco hembras que después de descansar en la pradera de Juarros el tiempo pertinentes continuaron camino de su destino, la reserva de Valdeserrillas, en el embalse de Benagéver, en Valencia. Todos ellos han sido cedidos a ambos proyectos dentro del programa de conservación mundial de la especie.
En Holanda, sin embargo, permanecen tres hembras cuyo destino era tambiénSalgüero de Juarros, pero que se quedaron preñadas y las autoridades sanitarias no autorizaron su traslado ante el riesgo de sufrir un aborto. Por ese motivo, no será ya hasta el mes de octubre cuando viajen otros tres bisontes hembras completando los cinco que autorizó el Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León durante un año, tiempo en que se estudiará su aclimatación a este hábitat, para autorizar, si la evaluación es positiva, la llegada de más animales.
A medio plazo, el proyecto Paleolítico Vivo pretende hacerse con una manada de 20 ó 20 bisontes que junto a los uros y caballos przewalski y tarpanes, que ya llevan meses en la zona, conformarán esta reserva burgalesa que se seguirá repoblando sucesivamente con las crías que vayan naciendo de todos estos animales.De hecho, hace unas semanas ya nació en este entorno el primer caballo przewalski en libertad.
EXPECTACIÓN
El desembarco de la pareja de bisontes no pasó desaparecido para un nutrido grupo de vecinos del entorno que se acercaron hasta el monte para ver a estos tremendos animales. El macho, de 13 años, pesa unos 1.100 kilos y mide casi dos metros de altura, mientras que hembra está en unos 700 kilos.
Además, ahí estaban, ya muy satisfechos el presidente de Paleolítico Vivo, Eduardo Cerdá, y Fernando Morán, presidente de la Asociación para la Conservación del Bisonte Europeo en España. Antes de hacerlos descender del camión, técnicos de los servicios veterinarios de la Junta en Burgos tuvieron que comprobar que, tanto los papeles del transporte, como de los propios animales, estaban en regla. Algún problema con la identificación de uno de ellos, requirió de conversaciones telefónicas y finalmente, se autorizó su suelta, que fue más lenta de lo previsto. En el primer compartimento viajó el bisonte macho que estaba realmente extenuado; entre la anestesia que se les aplicó para soportar el largo viaje y el excesivo calor, el animal no tenía ni fuerza para levantarse. Hubo que darle agua, tanto para beber como para refrescarle el cuerpo, y así, poco a poco, fue reaccionando. En cuanto descendió, cayó de bruces al suelo y, tras algunos tambaleos se levantó y caminó a buscar la sombra de un roble, del que poco después ya estaba comiendo las hojas a su alcance. Menos traumático fue el descenso del camión de la hembra, que se reunió enseguida con su pareja bajo el frondoso árbol y comenzó también a comer.