El secreto mejor guardado de Santa Clara

A. Castellanos / Medina
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Coleccionistas y expertos en arte textil de todo el mundo admiraron ayer en el convento su alfombra mudéjar, que califican como la mejor conservada de las 20 que quedan de su estilo

Han viajado a España desde India, Sudáfrica, Estados Unidos, Canadá o Australia, pero ayer cuando tuvieron ante sus ojos la alfombra mudéjar que atesora el convento de Santa Clara aseguraban que todos los kilómetros habían merecido la pena. Los mejores y más reputados coleccionistas del mundo del arte textil antiguo estaban frente a lo que calificaron como una pieza «increíble, preciosa y la mejor conservada del mundo» de las apenas veinte alfombras que quedan en el mundo salidas de los talleres de Alcaraz en Albacete.

Entró en el convento de Santa Clara en el año 1609, cuando Juan Fernández de Velasco donó todo el patrimonio familiar al convento, pero fue confeccionada en el siglo XV. Es una alfombra también conocida como tipo Holbein, porque el pintor las inmortalizó en muchos de sus lienzos, aunque también las pintó Pedro Berruguete. Pasados casi seiscientos largos años, esta joya «singularísima», como la describe el docente e investigador de la Universidad de Cantabria, Aurelio A. Barrón, conserva la vivacidad de sus colores y su prestancia.

Ayer lo comprobaron estos expertos llegados a Medina de la mano de Hali, una prestigiosa revista del mundo textil, que se edita en Londres y llega a todo el mundo. Solo deseaban poder admirar de cerca esta bella pieza que las clarisas han sabido conservar casi perfecta. Una islamista australiana, los señores Jones, reputados cole-ccionistas de California (Estados Unidos), una fabricante de alfombras india con 25.000 empleados a su cargo y otros expertos tuvieron la oportunidad de disfrutar del amarillo azafranado de la alfombra y de sus rojos protagonistas en dibujos geométricos enlazados con el nudo sencillo o español sobre un solo hilo, diferente al anudado con dos hilos de las alfombras persas y turcas.

La miraban y la miraban con la emoción de quien se sabe delante de algo único. Observaban su reverso, donde se puede comprobar como se tejió y a la vez tomaban nota de la finura y el peso del tejido. No se cansaron durante casi una hora y tras visitar el museo volvieron a la capilla de la Concepción para admirar la pieza que había salido de clausura de forma excepcional para esta ocasión. El pasado verano también salió del arca que la custodia y se pudo ver en el coro alto de la iglesia durante los mess de agosto y septiembre, pero la pieza, de cinco metros de largo por algo más de dos de ancho no forma parte, de momento, de la colección del museo del convento por la dificultad de hallar una pared con el tamaño adecuado para su correcta exposición.

Para José Luis Guerrero, colaborador en España de Hali, «es de un valor incalculable». «Es una obra de arte comparable con un Picasso o un Velázquez y es rarísima por su belleza», añade. El experto, que ha trabajado durante tres décadas como periodista especializado en arte, antigüedades, arquitectura, subastas y decoración de interiores en numerosas revistas especializadas como Telva, La Casa de Marie Claire o Vogue España, explica que las pocas que quedan en el mundo de su estilo se pueden contemplar en museos como el Metropolitan de Nueva York. También las hay en la Fundación Valencia de Don Juan, con sede en Madrid, otra de las paradas de estos coleccionistas. En su viaje por Portugal y España ya han pasado por Lisboa y observarán los tapices del Palacio Real de Madrid, el tapiz del astrolabio del Hospital de Santa Cruz de Toledo o los hispanoflamencos de la catedral de Zamora.

De la alfombra de las clarisas poco se ha sabido extramuros, salvo en las siete ocasiones en que ha participado en exposiciones desde 1983. Ha viajado a Granada, Toledo o incluso a Amberes (Bélgica), donde formó parte de la muestra ‘Flandes y Castilla y León’. Para Guerrero, su exposición en el Museo del monasterio «sería muy beneficioso para el propio convento, así como para Medina de Pomar», siempre con las adecuadas medidas de conservación y seguridad. De momento ya ha logrado atraer las miradas de expertos de todo el mundo y probablemente aparecerá en un número de la revista Hali, como avanzó en Medina su subdirectora, Rachel Meek.