La pirotécnica culpa del siniestro a un «artefacto ajeno al espectáculo»

I. Elices / Burgos
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La empresa dice que los residuos recogidos podían corresponder a otras sesiones

El accidente tuvo lugar en el puente de San Pablo durante la sesión del 30 de junio. - Foto: Ángel Ayala

El juzgado de Instrucción número 3 continúa con la investigación del accidente de los fuegos artificiales que causó 24 heridos en los Sampedros. Al margen de los informes de la Policía Nacional y Local, necesarios para saber qué ocurrió en realidad, también resulta importante la declaración de los dueños de la pirotécnica Hermanos Ferrández, de Orihuela. Y la explicación que ha dado uno de ellos, Leopoldo Ferrández, es cuando menos llamativa.

Según la diligencia de declaración, a la que ha tenido acceso este periódico, uno de los dueños de la empresa considera que «sobre el puente San Pablo se pudo producir la deflagración de un objeto ajeno al espectáculo». Es decir, niega que ninguno de sus artefactos causara el accidente. Es más, indica que cuando los investigadores le mostraron residuos de los productos pirotécnicos que se lanzaban en la noche del día 30 de junio «no pudo precisar si correspondían a su tirada o si por el contrario pudieran proceder de alguno de alguno de los tres lanzamientos que otras tantas empresas había efectuado en el marco del mismo concurso», en días anteriores.

Para llegar a tal conclusión se basa en las imágenes difundidas por los medios de comunicación y en su condición de experto en artificios. Desde el punto de observación y control electrónico del lanzamiento «ni él ni su hermano apreciaron anomalía alguna, ya que de lo contrario habrían detenido inmediatamente el mismo».

Tras la suspensión del espectáculo y mientras las autoridades tomaban una decisión, Leopoldo Ferrández «escuchó entre los distintos responsables de los servicios de emergencias que podría haberse tratado de una carcasa de 125 milímetros desviada». Algo que el dueño de la empresa rebate, «al considerar que si se hubiera tratado de una carcasa de color de ese tamaño habría generado un haz luminoso de considerables dimensiones (unos 100 metros de diámetro) que no habría pasado desapercibido ni para ellos ni para el jurado». Además, explica que la proyección de las bolas incandescentes que contiene ese producto pirotécnico «habría alcanzado a toda persona que se hallara en su radio de acción, más teniendo en cuenta que se mantienen incandescentes durante 3 segundos».

Descarta, además, que se tratara de un artefacto de tipo trueno, en primer lugar porque en 125 milímetros no existe, y en segundo, porque si se hubiera tratado de una carcasa de ese tipo en otro calibre sus efectos sonoros en el público hubiera provocado múltiples daños auditivos.

Las partes han pedido que el Ayuntamiento presente algún vídeo de la sesión a fin de aclarar qué pudo haber sucedido en el puente San Pablo, pero el Consistorio no tiene imágenes ‘oficiales’ de esa tirada, ni de la zona de lanzamiento ni del lugar donde cayeron los fuegos que hirieron a la gente.