«La atención a la diversidad es clave y debe ser de calidad»

A.R. / Burgos
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La profesora Olga Escudero imparte imparte clases de Compensatoria en el colegio público Mencía de Velasco, en Briviesca. Tiene 12 alumnos de entre 6 y 12 años; 10 son inmigrantes

De i. a dcha., Mónica Moreno (directora del colegio público Doña Mencía de Velasco), Olga Escudero, Miriam Vaquero (jefa de estudios) y Verónica Alonso. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

         
Algo más del 20% de los alumnos del colegio público Mencía de Velasco, en Briviesca, son extranjeros. Concretamente 62 de los 305 que hay matriculados este curso en este centro que imparte enseñanzas de Infantil y Primaria. La mayoría proceden de Marruecos y Rumanía, pero también los hay de países como Bulgaria y Portugal. De ellos, una decena acuden a clases de Compensatoria. En total, son 12 de entre 6 y 12 años; los dos restantes son niños de ambiente desfavorecido. 
Del desarrollo de este programa se encarga en este centro educativo Olga Escudero, quien sacó la plaza -que antes estaba en comisión de servicio- hace tres años.  «Esto tiene muchas ventajas tanto para los alumnos como para mí, puesto que otorga continuidad al trabajo. Se progresa año tras año, las familias y los estudiantes ya te conocen y tú a ellos, conoces sus necesidades...», explica. De hecho, de los 12 alumnos que tiene, cuatro llevan con ella tres cursos. 
 
aplicación informática. El registro de estos alumnos se contabiliza en la aplicación informática sobre Atención a la Diversidad (ATDI), que agrupa «a los que tienen dificultades específicas de educación». El número de sesiones con cada uno de los 12 alumnos varía dependiendo de sus necesidades. De media, unas cinco sesiones de una hora a la semana. «En ocasiones, las sesiones son individuales. Por ejemplo, cuando son niños que vienen de otros países y desconocen por completo el idioma», añade. Otros, forman parte de pequeños grupos. «Estos casos me gustan más porque pueden interactuar». 
Escudero imparte Lengua y Matemáticas, que es donde estos estudiantes presentan «un mayor desfase», pero también, al ser profesora de inglés y como el colegio tiene un convenio con el British Council,  a estos alumnos se les atiende en esta materia, siempre en coordinación con la tutora.
En lo que respecta a la lengua, y en función de su nivel, se valoran los aspectos en los que hay que trabajar más. «Sobre todo se hace hincapié en la lengua oral, las experiencias de su vida cotidiana, vocabulario que precisen en su día a día (colegio, comida, familia, cuerpo humano...)», detalla. 
Cabe señalar que cuando estos alumnos se pueden igualar el nivel del resto de compañeros de su clase, se les da de alta en el programa. 
«En general, el balance que hago de este trabajo es muy positivo.  Nuestra profesión es vocacional, pero la Educación Compensatoria todavía más porque son niños que requieren una atención especial no sólo educativa. Y es que en muchos casos tienen también baja autoestima, no tienen hábitos de trabajo, hay que colaborar mucho con las familias, se requiere coordinar con todos sus profesores, motivarles, utilizar las nuevas tecnologías... Es decir, que requieren atención extra y para que ésta sea de calidad se necesita que sean pocos para poder atenderles bien», resume.  Por último, resalta la importancia de que se pueda «dar continuidad» a este programa y que «no sufra recortes porque la atención a la diversidad es clave y fundamental».