La trayectoria de Granell llena de surrealismo la Casa del Cordón

I.L.H. / Burgos
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La Fundación Caja de Burgos organiza la primera exposición monográfica del artista en la ciudad • Junto a su obra, se presenta la de otros grandes coetáneos como Breton, Duchamp, Man Ray, Max Ernst o Benjamín Palencia

«Primero se es surrealista;luego pintor, poeta o lo que sea». Eugenio Fernández Granell, autor de la frase, lo fue de la cabeza a los pies, y lo fue como pintor, poeta, músico, cineasta, fotógrafo o escultor. Toda la obra de Granell es surrealista porque en lugar de mostrar la realidad aparente y conformarse con su reproducción, se reinventa lo que ve. Pero a pesar de tratarse de «uno de los grandes de las vanguardias y uno de los imprescindibles del surrealismo», de haber sido estudiado en buena parte del mundo y aparecer en los manuales de Historia del Arte, «es escasamente conocido en nuestro país», tal y como ayer apuntó Óscar Martínez, responsable de la Actividad Social y Cultural de la Fundación  Caja de Burgos.

Por eso Granell. El surrealismo como arte, el surrealismo como vida, primera exposición monográfica que se le dedica en Burgos y la única que se realiza junto a la obra de otros artistas, es una muestra reivindicativa. La Fundación Caja de Burgos pretende saldar la «deuda moral que mantenemos con artistas e intelectuales tan versátiles como Granell», añadió Javier del Campo, comisario de la exposición: «Muy pocos artistas concitan una capacidad creativa tan abierta y polifacética. Es un ilustre desconocido que pertenece a la Generación del Plata, y que como otros de su época, pasó gran parte de su vida animando la cultura de otros países».

En la exposición que se puede visitar hasta el 10 de enero en el Casa del Cordón se aprecia la evolución de su obra a partir de sus viajes y residencias en Santo Domingo, donde conoce a André Breton, autor del Manifiesto surrealista; Guatemala y Puerto Rico, de donde absorbe los colores de la selva; Nueva York, ciudad en la que comparte amistad y exposición con Duchamp, y la España de su regreso tras una vida de exilio.

A lo largo de 55 obras se aprecia su gran sentido del humor, sobre todo en los objetos y construcciones, como cuando ofrece una vida de avestruz guerrero a un exprimidor o convierte un llamador en un seno de santa Gadea. Pero también en los dibujos y cuadros en los que juega con jinetes y toros a los que les gustan las mariposas o «atempera con flores la rebelión de sus monumentos», como titula uno de sus óleos.

También aparecen sus desvelos como músico a través de partituras originales y grabaciones de audio (Granell en realidad se formó como músico), algunos de sus libros (una faceta, la literaria, a resaltar) y la proyección de sus ocho películas.

«Es una exposición para conocer su legado», manifestó Eduardo López Valiña, conservador jefe del Museo Granell de Santiago de Compostela, de donde procede la colección. «En esta muestra se pueden conocer todas las facetas creativas de un artista global desde 1939-40, con sus primeros dibujos, hasta el final de su producción», añadió el también comisario de la muestra.

Creador y coleccionista

El último gran artista del surrealismo español está además acompañado por la obra de otros colegas que «han sido pilares fundamentales del arte actual y han marcado una línea de trabajo en la obra de Granell», según López Valiña.

Junto a la obra de Granell  (La Coruña, 1912-Madrid, 2001) se exponen fotografías, cuadros y objetos de relevantes artistas como André Breton, Marcel Duchamp, Man Ray, Max Ernst, Roberto Matta, Claude Tarnaud, Philip West, Benjamín Palencia, José Caballero, Manolo Pascual, Susana Wald, Wilfredo Lam, Maruja Mallo, Picabia, Cesariny, Masson... y así hasta sumar un total de 36 obras que pertenecen a la colección personal de Granell que, según los expertos, es una de las más representativas del movimiento surrealista.