La plantilla puede trabajar para otra empresa y volver después al ERTE

I. Elices / Burgos
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Los empleados de la cárnica conservarán su puesto cuando la nueva fábrica esté construida. Si pierden su nuevo empleo antes, pueden acogerse a las condiciones del expediente, que fue presentado ayer en el Servicio Territorial de Trabajo

Más de 200 personas se concentraron ayer a la entrada de la fábrica. - Foto: Patricia

Pese a que la negociación oficial sobre las condiciones del Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) no empieza hasta el 1 de diciembre, los trabajadores de Campofrío van conociendo algunas medidas que despejan algunas dudas sobre su futuro. Para empezar, quien encuentre un trabajo en el periodo que dure la suspensión -«algo difícil en estos tiempos», advierte el comité- «podrá aceptarlo y volver de nuevo al ERTE cuando lo considere oportuno». Esto quiere decir que mantendrá su puesto de trabajo, si así lo desea, cuando se construya la nueva planta.

Solo debe cumplir un requisito, según informó Pablo Dionisio Fraile, presidente del comité europeo del grupo. Deberán notificar a la empresa el cambio de trabajo para darse de baja. Cuando quieran regresar han de hacer lo propio. De ello se beneficiarán sobre todo aquellos empleados que no hayan cotizado más de seis años y tengan derecho a menos meses de subsidio de paro. Pueden firmar un contrato con otra empresa, pero no por ello renuncian a su derecho a volver a Campofrío cuando abra la nueva fábrica, algo que previsiblemente ocurrirá en el año 2016.

También puede acogerse a este derecho cualquier otro trabajador. En el supuesto de que pierda su nuevo empleo, «puede de nuevo darse de alta en el ERTE» comunicándoselo a Campofrío y continuar cobrando la prestación de desempleo que le corresponde. «Es una ventaja, aunque no sabemos en estos tiempos de crisis si va a ser fácil encontrar otro trabajo», lamentaba Fraile.

El presidente del comité europeo dio algunas claves acerca del finiquito que cobrarán los trabajadores. La empresa va a efectuar una liquidación de cada uno de los contratos hasta el día del siniestro, cantidad a la que se sumarán las vacaciones acumuladas.

Un asunto importante es el de la paga extra de Navidad. En un principio la empresa comunicó que cada trabajador cobraría la parte proporcional hasta el día del incendio, pero el comité ha solicitado a la dirección que la pague de «manera íntegra». «Nos han dicho que lo estudiarán y nos responderán», afirmó Fraile.

Presentado

La empresa presentó ayer el ERTE en el Servicio Territorial de Trabajo de la Junta de Castilla y León. Afecta finalmente a 774 trabajadores, después de que 118 -de administración y departamentos de carácter técnico- ya hayan sido recolocados en otras plantas. De ellas 617 son hombres y el resto -157- mujeres. Al tratarse de una compañía de más de 200 empleados el expediente se dirige directamente a la Dirección General de Trabajo, que tiene cinco días para resolver. Antes la Inspección deberá realizar un informe sobre las causas de la suspensión, aunque al tratarse de un incendio «será un mero trámite», indicaron desde el Servicio Territorial.

El comité de empresa se pronunció ayer también sobre las recolocaciones que se negociarán en el seno del ERTE. Fraile recordó que la compañía está realizando un estudio para reubicar a parte de la plantilla. «La dirección lo está estudiando y no podemos saber lo que va a suceder», indicó para agregar después que «hay muchos compañeros a los que les daría lo mismo irse a Valencia o a Madrid con tal de trabajar».

Lógicamente la primera opción de reubicación de la plantilla es en las instalaciones de Burgos (Carnes Selectas y Almacén de Productos Terminados de Villafría), pero «con carácter excepcional y voluntario» también en las del resto de España e incluso Europa. Se ha hablado de las fábricas de Madrid, Valencia y la planta de pizzas de Ólvega (Soria). Y es que el principal objetivo de la plantilla «es que el expediente afecte al menor número de personas posible».

Por otra parte,  algunos de los trabajadores de Jamones Burgaleses, el secadero que salvó del fuego el domingo, ya acudieron ayer a su puesto para cubrir el turno de la noche. Su misión ha sido la de efectuar tareas previas de puesta en funcionamiento de las distintas máquinas que se utilizan para el curado de los embutidos. Allí se conservan más de un millón de piezas. Pasarán algunos días más hasta que toda la plantilla (53 empleados) pueda volver a la tarea.

La mayor parte de los suministros -electricidad, agua caliente y aire comprimido- ya han sido restablecidos en estos últimos días, por lo que ese almacén, anexo a la fábrica siniestrada, recobrará la actividad.

Buena parte del trabajo de los bomberos el pasado domingo estuvo orientado a salvar esa nave del fuego. Está conectada a la principal por una pasarela por la que discurren los conductos que portan los suministros. Era muy importante que por ella no pasara ni el humo ni las llamas, algo que finalmente se consiguió.