Investigando con los alimentos de Las Merindades

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Bárbara de Aymerich Vadillo, tecnóloga de los alimentos, química e investigadora en el Área de Química Agrícola de la UBU, está detrás de la idea de convertir los alimentos en una fuente de conocimiento y diversión para los más pequeños

Bárbara de Aymerich Vadillo, tecnóloga de los alimentos, química e investigadora en el Área de Química Agrícola de la Universidad de Burgos, está detrás de la idea de convertir los alimentos de Las Merindades en una fuente de conocimiento y diversión para los más pequeños de la comarca. Para ello ha contado con el respaldo del Centro de Desarrollo Rural de las Merindades (Ceder)y nueve empresas de la comarca, que han aportado gratuitamente los productos. Desde marzo y hasta el 20 de mayo, más de seiscientos niños de los colegios de Villarcayo, Espinosa, Trespaderne, Valle de Mena, Valle de Tobalina, Quincoces, Oña y Frías han tenido o van a tener la oportunidad de investigar y aprender con sus talleres, dar rienda suelta a su curiosidad de pequeños científicos,  conocer los recursos agroalimentarios de la comarca y mejorar sus hábitos alimenticios. Esos son algunos de los objetivos.
El vacuno de Las Merindades, su apreciada miel de brezo, sus productos lácteos, la morcilla de Villarcayo, el chorizo de las empresas familiares de la comarca, la patata de Losa, la lechuga de Medina, los productos de pato, los dulces pasiegos, la manzana reineta de Las Caderechas y las anchoas en conserva de Espinosa de los Monteros han sido los alimentos con los que han trabajado.
DB se coló esta semana en el colegio Tesla de Trespaderne. Los más pequeños elaboraron queso fresco a partir de leche pasterizada de Espinosa. Con unas gotas de cuajo comprobaron sorprendidos como el líquido caliente se solidificaba y se separaba del suero para tornarse en un producto creado por ellos mismos. Probarlo ya fue otro cantar. Los más mayores disfrutaron de una larga cata, donde saborearon el salado de las anchoas de Espinosa, el dulce de la miel, el amargo de la lechuga o el ácido de la manzana. Texturas, dureza, elasticidad o jugosidad, además del aroma fueron otras características que fueron comprobando comiendo distintos alimentos.
Con las propuestas desarrolladas con este programa  de nutrición en la escuela los niños también ha podido conocer la pirámide de los alimentos sobre la base de los productos locales; identificar principios inmediatos orgánicos de alimentos; experimentar con huevos ecológicos; comprender las vitaminas y su papel biológico con alimentos de la comarca; e incluso a preparar desayunos o almuerzos saludables.
Una vez más, el Ceder ha apostado por sembrar en los niños el aprecio por lo local para acercarles a su comarca. En su línea de trabajo desde hace varios años, esta entidad ha respaldado propuestas escolares vinculadas a la música, al reciclaje, a la ornitología o al arte. Este curso el proyecto ‘Mejorando nuestra alimentación con alimentos de Las Merindades’ no es el único, dado que se está celebrando también la tercera edición de ‘El cole canta’.