«Aquí no vendemos humo. Esto es un tesoro y vale la pena»

H. Jiménez / Burgos
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El director científico del MEH, hace balance de sus primeros meses en el cargo

«Aquí no vendemos humo. Esto es un tesoro y vale la pena» - Foto: Patricia González

El rostro más mediático del MEH. Codirector de Atapuerca, en julio de 2013 fue presentado como responsable de la parte científica del Museo. Su labor principal, explica, es hacer contactos y generar ideas para que el gran contenedor cultural se renueve constantemente.

Arsuaga es un gran conversador que demuestra un indudable entusiasmo por su trabajo. No para. Estudios, publicaciones, libros conferencias... No es un científico de laboratorio sino de proyección mediática. Y encima el Museo que él codirige acaba de presentar esta semana unos muy buenos datos de arranque del año.

¿Qué balance hace de estos primeros meses como director?

Personalmente para mí ha sido una gran sorpresa, porque yo nunca había dirigido un museo. Yo vengo del mundo académico, aunque es verdad que siempre me han gustado las exposiciones, y también tuve mucha participación en el diseño del Museo. Se vive muy bien no teniendo responsabilidades y disfrutando solamente de la parte creativa, pero se conoce que ya me tocaba asumir una responsabilidad, y especialmente en este gran proyecto. No sabía cómo iba a responder, cómo sería la gestión... Entiendo que aquí me quieren para que aporte ideas y no para labores administrativas.
 
Para eso hay un gerente y un director científico. ¿Qué tal esa bicefalia?
Pues yo tampoco sabía qué tal iba a funcionar esta fórmula, pero me permite llevar a cabo un trabajo de creatividad. Hacer lo que yo sé hacer y lo que me gusta. Para empezar, si no disfruto yo no puede disfrutar el público. Y esto me gusta porque hay atento a las novedades que hay, lo que surge por ahí. Planificas, sueñas... Y eso es muy satisfactorio.
 
Se le ve contento, entonces.
Para mi sorpresa, yo estoy encantado. Me quita mucho tiempo, pero estoy muy bien. 
 
¿A cuál o cuáles de sus ocupaciones le ha restado tiempo?
En realidad a ninguna. Porque es todo lo mismo. Mi estrategia hasta ahora funciona, y es no tener muchos frentes o problemas o proyectos sino uno solo, aunque sea muy grande. Y ese es Atapuerca y la evolución humana. Cuando estoy en clase, cuando voy al campo, cuando estoy excavando, investigando, publicando o leyendo, siempre soy el mismo. 
 
¿Qué ha aportado usted al Museo de la Evolución?
Para empezar, y de entrada, ilusión y optimismo. Tenemos un pedazo de Museo, es tremendo. Pero no solo de dimensión física sino en todos sus aspectos. Arquitectónicamente va a ser un icono del siglo XXI. Entrar en él es como estar en un foro romano. Y a eso se suma la varita mágica de decir: «¿Qué hacemos aquí?». 
 
¿Y ahí cuál es su labor?
Primero ver lo que hay por el mundo. No hay que ser tan soberbio como para pensar que los demás no tienen ideas y que las genialidades se le ocurren solamente a uno. Tenemos que ir a más colaboración, hacer una red con otros museos.
 
Desde un principio habló de potenciar la internacionalización. ¿Lo ha conseguido? ¿Qué pasos han dado?
Llevamos poquísimo tiempo, pero aún no hemos coproducido nada con ningún museo fuera de España y eso es algo que haremos. Tenemos que asociarnos, hacer que las exposiciones itineren para repartir esfuerzos y costes.
 
¿La marca del MEH es conocida fuera de España?
En nuestro mundillo por supuesto, pero el Congreso vendrá muy bien (se refiere a la reunión de Prehistoria prevista para el mes de septiembre en Burgos y a la que acudirán científicos de 50 países). Y National Geographic trae por aquí los tours que organiza, guiados por grandes personalidades. 
 
¿Qué espera de ese Congreso de Prehistoria?
Eso dará una gran visibilidad al Museo en el mundo académico. La gente se va a quedar flipada. Siempre cuento que una vez traje andando a un colega mío y al verlo dijo: «Es espléndido, maravilloso, enhorabuena». ¿Sabe qué edificio estaba mirando? ¡El de al lado, el de Sanidad de la Junta! Cuando vio el grande se quedó absolutamente impresionada. Insisto, es que no hay nada así en el mundo. Y además se ve que ha sido un dinero bien empleado.
 
¿Podrán aprovechar ese Congreso para hacer los contactos necesarios para las coproducciones?
Me paso la vida haciendo contactos, básicamente es mi trabajo principal. A todo el mundo que viene por aquí le pregunto si se le ocurre algo, le pregunto qué tiene, qué podría traer. Me interesa también la gente del mundo del arte. Cantantes, bailarines, actores... 
 
¿Les han pedido colaboración, por ejemplo para la cesión de piezas para otras exposiciones?
Nos piden, sí, pero los fósiles no se ceden. 
 
Esta semana conocimos datos positivos de número de visitantes, incluso en este contexto de crisis. ¿Lo esperaban ustedes o ha sido una sorpresa?
Esperábamos una buena línea, Burgos lo tiene todo para ser una referencia cultural. Ya tenía muchas cosas que ver en sí misma y este Museo es el revulsivo. La ciudad, Atapuerca y el conjunto deberían ir en progresión y creo que tienen un gran futuro. Lo que hay que hacer es programar cosas que ilusionen, renovar y publicitarlo. Porque vivimos en la sociedad de la comunicación. Esto está muy bien, pero además hay que venderlo. Y partimos de un bien muy valioso. La gente te dice que no se imaginaba que esto estuviera ahí. Y yo les digo:«Pues nada, sal y cuéntalo». Tenemos un tesoro y por eso soy optimista, porque no vendemos humo, sabemos que esto vale la pena. ¡Si es que no hay ningún Museo de la Evolución Humana en el mundo! Tenemos una cosa única, desde los fósiles a todos los grandes temas que podemos tratar a partir de ellos.
 
¿A usted le piden cuentas del número de visitantes?
Yo me alegro de que la gente venga y estoy feliz, pero no es mi papel y no estoy muy obsesionado con la estadística aunque es un espaldarazo. Me preocuparía que no viniera la gente porque estaríamos desperdiciando un recurso.
 
¿Qué les falta por traer al Museo, quieren añadirle nuevos fondos?
Sí, habrá que irlos mejorando.
 
¿Con qué, exactamente?
Bueno, pues ya veremos. Para empezar, con nuevas museografías. Porque material para exponer tenemos. Y habría que pensar en otras cosas que no son materiales, cómo sacarle partido a las cosas que ya existen... Pero los recursos de los que partimos son buenos.
 
Se ha dado muchas vueltas a la planta superior, la aparentemente más infrautilizada. ¿Cuál será su destino?
Esa planta servirá para reflexionar y discutir sobre las diferentes culturas humanas y cómo se relacionan con la biosfera. Como diría Félix Rodríguez de la Fuente, «El hombre y la tierra». Esa planta en sí misma ya sería un Museo. Imagínese que traemos algo sobre la isla de Pascua, los yanomamis, los esquimales, los mayas... Hay mil culturas y mil cosas por contar. El espacio tiene muchas posibilidades, a partir de ahí hacen falta equipos, materiales, contactos, dinero, patrocinadores...
 
¿Se topa muchas veces con el límite presupuestario?
Llevamos poco tiempo para decirlo. Pero hasta ahora no. Hay que ser austero, pero el coste de las exposiciones es abarcable, sobre todo si se coproduce. El dinero no debería ser un obstáculo. Con el presupuesto que tiene el Museo se pueden hacer buenas cosas.
 
La organización de eventos culturales le dan mucha vida al Museo, pero los ‘puristas’ pueden pensar que se desvirtualiza su cometido. ¿Cuál es su opinión?
Yo creo que no se desvirtualiza. Mire, en España la palabra «polémica» tiene una connotación negativa, pero la unanimidad es lo que hay en las dictaduras. La gente puede tener una u otra visión. Se pueden probar cosas distintas y ver cómo funcionan. Yo creo que este museo tiene que ser alegre, porque ya es bastante serio nuestro tema. Si hablamos de muertos y esqueletos, encima no nos vamos a vestir de enterradores. Es una metáfora, pero este Museo necesita unos directores en vaqueros. Gente que se lo pasa bien, que disfruta. Buen rollo. Con todo el rigor del mundo, pero que esté cercano a la gente.
 
¿Sienten la conexión con Burgos, con los burgaleses, que al principio quizás no recibió demasiado bien al Museo?
Sí, sí. Yo es que soy más optimista en relación con Burgos que muchos burgaleses. La relación con la gente es muy buena, con las instituciones... Partimos de la base de que la discrepancia es un valor positivo, y por ejemplo el jardín de fuera a algunos no les gusta. Pero a mí sí.
 
¿Celebrarán de algún modo la llegada de la figura del Antecessor a la Galería de los Homínidos?
No sé, no sé. Hay que pensarlo.
 
¿Y qué aportará al Museo?
Rellenará un hueco que falta. Pero lo que verdaderamente hace falta es excavar más Antecessor, para tener muchos más restos. Y de momento, que esté presente ahí, en la Galería.
 
¿Se impone a sí mismo un plazo para ser director del Museo, un límite temporal?
Yo vivo al día. En último término dependerá de la Junta, pero yo mientras tenga ilusión podré hacer disfrutar a más gente. 
 
¿Tiene la sensación de que su campo de conocimiento está de moda, y puede ser pasajera?
¿Pero cómo podría no estar de moda? 
 
Durante muchos años no lo estuvo.
Ya, pero, ¿cómo podrían no interesarnos los mamuts, que fascinan a los niños? ¿Cómo podría no interesarnos el origen de la conciencia, nuestros orígenes... Esto no es una moda, ha llegado para quedarse, sobre todo si le damos esta dimensión. Sí que puede ser una moda el fetichismo, el hueso, el no sé qué. Pero siempre se abordarán los grandes temas. Aquí podríamos hacer una exposición sobre el sexo, imagínese. O sobre el poder y la violencia. Sobre las guerras, sobre la infancia, sobre el lenguaje. Estamos hablando de nosotros mismos.
 
¿Y antes por qué estaban estos temas un tanto de lado?
Porque no se hacía la conexión fundamental. Antes la Prehistoria era una cosa del pasado, una curiosidad terminada y cancelada, una anécdota. Ahora sabemos que esa evolución es la que nos ha hecho a nosotros mismos. Y la perspectiva de este museo es mucho más amplia. Cabe cualquier tema interesante. Mitos, religiones, la relación con la biosfera... No está en mi mano, pero este sería el sitio perfecto para hacer una cumbre del clima a gran nivel. ¿Por qué no? 
 
Puede usted planteárselo al próximo rey Felipe VI, a quien seguro que puede contactar.
Sí, sí... Este un sitio perfecto para los grandes debates.
 
Eso le daría al MEH muchos años de vida, porque habla de un campo inagotable.
Precisamente eso es lo que yo pienso. No se me ocurre casi ningún tema que no tenga cabida. Esa es la gracia del Museo. La Prehistoria junto con los problemas del presente. 
 
En diciembre conocimos la obtención de ADN de un fósil humano de 400.000 años de antigüedad procedente de la Sima de los Huesos. ¿Qué supone eso, a efectos prácticos?
Eso abre una puerta a unos ADN muy antiguos. El que hemos encontrado es sorprendente, porque no es Neanderthal y nosotros pensábamos que sí. Y eso nos corrobora que todos los fósiles europeos del Pleistoceno Medio están evolucionando hacia los neandertales. Se conoce que en esa época, a nivel genético, había más diversidad. Pero seguimos teniendo solo ese ejemplar, nadie lo ha conseguido. Hay que hacer otro proyecto para continuar en esa investigación, pero es que es muy difícil que se conserve el ADN de esa antigüedad. Supongo que todos lo están intentando. Es que la Sima es un lugar muy especial.
 
¿Qué esperan de la campaña de excavaciones que se inicia el mes que viene?
Yo en la campaña me lo paso muy bien porque lo que hacemos es intentar entender mejor las cosas. Encontrar más fósiles está bien, obviamente, pero es más que eso. Queremos entender cómo se han formado los yacimientos y cómo han evolucionado. Por ejemplo, no sabemos dónde ni cómo estaba la entrada a la Sima.
 
Y el objetivo de encontrar restos de Neanderthal.
Sí, pero eso no es tan importante, en realidad. Estaría bien tenerlo en el yacimiento, pero es algo más corriente que hay en otros sitios. Igual no encontramos dentro de un mes, o dentro de 20 años.
Usted dijo en una campaña anterior que Atapuerca es «el mejor yacimiento de todos los tiempos».
 
¿Están acorde con esa importancia los recursos de los que disponen?
Yo creo sinceramente que es el mayor proyecto científico relacionado con la Prehistoria que existe hoy en día en el mundo, también en recursos e inversiones. Ahí excavamos 150 personas, en ningún yacimiento tienen eso, con esa cantidad de frentes abiertos... En estas cosas uno tiene que ser muy prudente porque dices esto y parece que nos sobra el dinero, pero es cierto que en cuanto a dimensión científica, centros... Con cualquier variable que usemos es el mayor proyecto de Prehistoria mundial. 
 
Y eso que han decidido recortar la campaña de excavaciones, que durará menos de un mes.
Claro, porque había menos fondos. 
 
¿Y el tiempo de excavación es directamente proporcional a la producción que se obtiene?
Sí. Eso supone que tardaremos más tiempo en descubrir todo lo que tenemos ahí.
 
¿Para cuánto tiempo tenemos Atapuerca?
Para generaciones. Nos consta. Ya empiezo a pensar en lo que no veré. Vamos despacio porque hay que entenderlo, no queremos ir deprisa. Y me siento particularmente orgullo de estar al día en cuanto a publicaciones. Los restos no languidecen almacenados, estamos continuamente publicando la información que va saliendo. 
 
El año pasado surgió un debate con Barranco León (Granada), donde aseguraban tener un resto humano más antiguo aunque la publicación luego fue cuestionada. ¿Cómo quedó esa discusión?
El récord de antigüedad no es algo que me preocupe, antes o después saldrán restos más antiguos.
Lo que no van a encontrar fácilmente es una Dolina. O una Sima del Elefante. Lo más antiguo es África, así que sería como mucho un récord local.
 
Sí, pero esa marca de «Los europeos más antiguos están en Atapuerca» ha vendido mucho en el exterior.
Y lo siguen siendo. 
 
Pero, ¿Y si otros encuentran el más antiguo?
Pues me alegro por ellos, que sean felices. Ellos que al final somos nosotros, porque es el mismo equipo. Pero les deseo lo mejor. Yo no cambio Atapuerca por ningún yacimiento del mundo. 
 
¿Llegará un momento en el que alguien dé por finalizado el yacimiento?
No creo, sinceramente. Porque esto es una mina de oro. Hombre, seguirá mientras haya cultura y ganas de saber, una ciencia...
 
¿Resolverán la conexión entre Gran Dolina y Sima?
Eso no es fácil. Queremos hacerlo para saber si estuvieron conectados, cabe pensar que todo era un único complejo en red, pero hay que entrar dentro del karst y ver si hay una galería que los conecte. 
 
¿Puede que haya otras cuevas como las de Atapuerca en algún otro sitio de España o del mundo, y que simplemente ellas no tuvieran un tren que cortara la montaña?
Bueno, las cuevas que se colmatan desaparecen, pero como estas no habrá. Con su estratigrafía arqueológica, con una ocupación humana, con restos, con caníbales que te dejan los huesos. No va a ser tan fácil.