«La universidad no es un espacio de pensamiento único»

Á.M. / Burgos
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Alfredo Jiménez Eguizábal, candidato a rector de la UBU

 Nacido riojano, formado salmantino y establecido burgalés, este catedrático de Teoría e Historia de la Educación ‘presume’ de que sus dos hijos estudiaron en la UBU («podrían haber ido a cualquier otra universidad») y han logrado una inserción laboral exitosa. En la puerta de su despacho se puede leer El valioso tiempo de los maduros, de Mario de Andrade, aunque desconocemos si lo colocó ahí antes o después de decidir regresar a al pugna por el mando de la UBU, ahora como ‘rectorable’. Veamos por qué.
 
Usted fue vicerrector durante ocho años. ¿Por qué volver?
Porque uno está más maduro, ha tenido más desarrollo profesional y tiene una composición de hacia dónde tiene que ir la Universidad. La vida del profesor es un aprendizaje vitalicio y la visión se enriquece. Lo que se necesita es una dilatada experiencia y una visión de conjunto. Desde el punto de vista de mi dedicación, puedo aportar honestidad y experiencia. Desde el de la universidad, una visión sobre cómo incrementar la participación, la satisfacción y la motivación de quienes trabajamos en la UBU, dar voz activa a los estudiantes. Y sobre la gestión, eficiencia y transparencia.
¿Qué problema tiene en que se le vincule con la figura del profesor Leal?
Ninguno. Mi queja es que se llame ‘apadrinamiento’, porque supone la tutela de quien se presenta. Las épocas pasadas fueron muy satisfactorias, con más aciertos que errores, pero también reconozco la labor del equipo de Murillo durante estos ocho años.
Pues da la sensación de que no le gusta que le digan que tiene usted las bendiciones del exrector Leal, pero no es ningún secreto.
Y por qué no se comenta que cuento con las bendiciones de un profesor, o de un director de departamento... Por qué esa necesidad de enfrentar posiciones como si fueran cerradas. Cuando un catedrático decide dar el paso, no necesita tutela. No me empacha que se me vincule a una etapa de la que soy corresponsable.
¿Le consta a usted que el profesor Leal habló con otros catedráticos para sondear una alternativa a la de Pérez Mateos?
No me consta. Las preferencias que tenga el profesor Leal son legítimas. Yo también puedo hablar con él como hablo con cualquier profesor que quiera intercambiar puntos de vista sobre hacia dónde debe ir la Universidad.
Si se presenta es porque considera que es necesaria una alternativa. ¿Por qué?
La Universidad es un espacio de diversidad de criterio, opinión, visión... El pensamiento único es muy difícil, la dialéctica enriquece y hace concretar más las acciones a desarrollar. Con independencia del resultado final, lo que pase va a ser mucho más enriquecedor para la UBU con la existencia de dos o incluso tres candidaturas.
Sí, pero frente a una candidatura que es claramente continuista, es evidente que usted piensa que hay cosas que no se han hecho bien. Le escucho.
La crítica no debe ser el motivo de mis declaraciones, sobre todo cuando en la entrevista publicada en su momento al profesor Pérez Mateos no preveía otra candidatura, así que por deferencia no criticaré esas decisiones. Puedo decir que hay que mimar mucho más al personal, acentuar la motivación del profesorado, trabajar con intensidad en docencia e innovación educativa. Nos queda avanzar en investigación en general.
De promocionar la investigación se ha ocupado durante muchos años el profesor Jordi Rovira. ¿Usted le ha pedido a Rovira que vaya en su equipo?
Sí, la noticia aparecida (en Diario de Burgos) es real. Creo que ha hecho una labor importante de avance en la investigación.
Pues hace medio minuto me estaba diciendo que hay carencias importantes en materia de investigación.
Yo no he señalado carencias, he señalado líneas de mejora (ríe).
No se me ponga retórico.
La UBU ha ido creciendo en autonomía, capacidad de gestión, oferta docente y capacidad investigadora, pero eso no quiere decir que cada grupo de profesores que forman una candidatura no vea acciones que puedan mejorarlo. Marcar acciones para avanzar no es algo rupturista, y yo creo que la investigación necesita alcanzar mejores cotas de éxito en proyectos financiados y, sobre todo, generalizarse en todos los centros.
Ya que ha querido seguir el patrón de la entrevista del profesor Pérez Mateos y no entrar en críticas, sígalo también para decirme quiénes forman su equipo.
No lo haré salvo que la campaña dé un vuelco. Las elecciones son a rector y eso es bueno porque en una universidad de un tamaño como el nuestro, el resultado a veces deja heridas y fracturas muy difíciles, y yo soy un firme convencido de que, pasado el día 17, todos somos trabajadores de la UBU.
¿No será que no tiene equipo?
No, se lo puedo asegurar.
Me consta que ha recibido muchos noes...
Cualquier candidato obtiene noes, eso no me asusta. Ha sido por motivos que no tienen que ver con el apoyo a la candidatura, sino por obligaciones contraídas en materia de investigación, o incluso por situaciones timoratas a aparecer en primera línea por lo que pueda suponer de frentismo, etiqueta o estigmatización que creo que hay que superar.
Eso sería lo sano en un centro de conocimiento, sí.
Efectivamente, en las elecciones no hay que reproducir los modelos políticos, aquí no hay posiciones políticas; no son la razón de ser sobre cómo debe gestionarse una universidad, cuáles son las prioridades, cómo dar seguridad jurídica a todos los miembros de la comunidad universitaria... La existencia de noes forma parte de la situación. Si yo no hubiera recibido los apoyos suficientes para seguir adelante no lo haría.
Da la sensación de que la UBU es el paraíso de las vanidades.
¿Por qué?
Pues porque todo genera fricciones, hiere susceptibilidades, tiene difícil encaje... En fin, que no se puede hacer nada sin ofender a alguien.
Es normal. En un grupo de personas que trabajan intensamente y muy bien por la UBU, y no hay más que ver de dónde partíamos, a la hora de las legítimas aspiraciones a veces quien hace daño es el vecino. Yo vine de la Universidad de Salamanca, me he quedado aquí y he puesto todo mi saber y leal entender al servicio de la UBU. Sin embargo, ha habido profesores que han venido de otras universidades y han utilizado la UBU como estación de paso. Buscar un estímulo de calidad en la UBU no siempre asegura el éxito.
Ha dicho usted que «a los profesores les falta motivación». Si esto es cierto, es dramático.
Es mi percepción, pero no porque no sepan qué hacer o cómo hacerlo. Deriva de unos años excesivamente prolongados de condiciones muy restrictivas que han afectado al desarrollo de la carrera docente de forma a veces brutal. No se puede tener a un profesorado pendiente de una acreditación externa que no es fácil y que después no se cumplan esas expectativas porque ha habido una restricción total de nuevas plazas. Aquí hay una función fundamental, que es formar profesionales con capacidad de empleabilidad.
Tenemos un serio problema con las tasas. ¿Qué piensa hacer para cambiar eso?
Yo diferenciaría las tasas de las enseñanzas cubiertas por una financiación casi completa de las que se han distanciados de ese compromiso de financiación pública. Me estoy refiriendo a la diferencia entre grado y posgrado. El posgrado está disparado y de ahí la disminución de la matrícula. La cantidad es tan elevada que afecta directamente al poder adquisitivo de quien va a pagar.
Sobre todo en los máster habilitantes, que son los obligados para ejercer una profesión.
Efectivamente, pero también en otros. Tenemos un máster en Educación. Animas a los chicos a iniciarlo porque mejora la empleabilidad, abre las puertas del doctorado y cuando ven lo que cuesta la matrícula se asustan. Hay que luchar porque la financiación pública alcance cotas más altas y compromisos más extensos. Yo me pregunto: si hubiera habido una decisión de financiar en las mismas condiciones el grado y el posgrado, ¿la decisión de ir al 4+1 sería igual o iríamos a un modelo de 3+2? Yo creo que hubiéramos ido a un modelo de 3+2.
Es que vamos a un 3+2.
Sí, pero sin la financiación de la segunda parte del binomio.
Ergo, peor.
Cuando plantearon el 4+1, los 4 mantuvieron unos precios del crédito asequibles. Altos, pero asequibles.
Oiga, que han crecido casi un 50%.
Sí, pero es que los del posgrado han crecido exponencialmente. Si se hubiera mantenido el compromiso de financiación, a lo mejor la decisión sería el 3+2. En fin, a mí me parece que hay que hacer un esfuerzo de financiación, y más en este momento de crisis, y además hay que incrementar los recursos propios para medidas como la atracción de los alumnos con mejores expedientes a través de matrículas gratuitas, lo que sería un estímulo, y no olvidar programas que ya hay para personas con recursos escasos. Nadie puede quedarse sin ir a la universidad por motivos económicos.
A todo esto, las universidades privadas lo están celebrando por bulerías.
Sin duda, porque captan alumnos y porque tienen una mayor facilidad para implantación de títulos, y eso pasa por la diferenciación que hacen la administración estatal y autonómica sobre los patrones para la pública y la privada. Nosotros no podemos decidir implantar una titulación, necesitamos una autorización. Las privadas también, pero con criterios distintos. Hay titulaciones que se niegan a las públicas y se otorgan a universidades privadas. 
Defina el trato que recibe la UBU de la Junta.
La UBU es una universidad que, tanto en recursos físicos como en recursos financieros y humanos, debe tener un trato diferencial respecto a universidades que ya estaban consolidadas. Si todas crecemos al mismo ritmo, siempre se marcará una diferencia de financiación y autosuficiencia.
Todo eso se hace con dinero.
Y es lo que reclamo. Por ejemplo, programas especiales para dotación de cátedras. La necesidad de crecer en catedráticos y profesores titulares no es la misma en todas las universidades. La edad media de la plantilla de la UBU puede estar en diez años menos que la del resto de universidades, y cuanto más joven es una plantilla, más dinero necesita para su consolidación y desarrollo.
No se escape. Defina el trato que da la Junta a la UBU.
Equitativo, pero eso no tiene en cuenta el estado de la plantilla y el crecimiento de la UBU. Hay que mejorar la financiación. Si contemplamos el hecho diferencial, el trato que recibimos en materia de financiación no es el adecuado.
Se supone que hay un nuevo mapa de titulaciones en el horno. ¿Qué necesita la UBU?
Al margen de una oferta de posgrado ágil y atenta a las demandas, hay que lograr que las titulaciones que se están ofertando tengan demanda.
¿Y nuevas titulaciones?
Es algo muy cambiante. Lo que hoy estamos analizando puede variar en cuatro o cinco años por la evolución de la demanda, pero en todo caso falta una mayor oferta en ciencias de la salud, mientras que el campus económico o el educativo tienen una estructura diversificada, el del ciencias de la salud puede crecer. No a toda costa, porque son titulaciones caras, así que estamos hablando de que esas titulaciones estén financiadas. Nosotros demandaremos Medicina, claro que sí, esté quien esté al frente del Gobierno regional. Vi cómo algunos expedientes brillantes se nos iban a otros distritos porque querían hacer Medicina. Y además conectaría decididamente con el HUBU y esto nos permitiría incrementar los equipos interdisciplinares. Ahí chocaremos con posiciones gremiales.
Me decía al comienzo de esta entrevista que se siente corresponsable de su época junto a Leal. ¿También de la deuda de 14 millones de euros que dejaron?
La afirmación no es cierta. No puede haber una foto fija que no contemple una serie de cantidades muy importantes que se han materializado después: las tasas, la devolución del IVA, los ingresos por el 1% Cultural...
Pero la diferencia entre lo uno y lo otro sigue siendo millonaria...
No es lo mismo déficit que deuda, y no es lo mismo una universidad que está creciendo y compromete unos gastos a un periodo determinado y que después ya no se producen a una universidad más estabilizada en la que de alguna manera hay un equilibrio.
¿No se pretendía tapar la deuda con un pelotazo urbanístico?
En modo alguno. El pelotazo nunca se puede dar en una universidad, que es un servicio público, porque el dinero que se pudiera recibir en función de una demanda de mercado no va a ningún bolsillo, sino que se reinvierte en otras infraestructuras. Uno puede decidir unas inversiones u otras, pero no llevarse el dinero como pasa en otros sistemas.
Fue cuatro años vicerrector de Profesorado. ¿Cuántos acreditados obtuvieron cátedra durante su mandato?
No existía la acreditación como ahora. En ese caso se enviaron los expedientes a la Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva para que estimaran si el currículum era aceptable, bueno, muy bueno... Había cinco grados, para el titular valían los tres primeros niveles y para catedrático los más altos. Se hizo porque dotar las plazas podía implicar que viniera un profesor de fuera, ocupar la plaza y que se duplicaran los recursos humanos.
¿Cuántos catedráticos tomaron posesión?
Es que no había demanda, y la que hubo se sometió a ese examen. Los expedientes que vinieron evaluados positivamente no quisieron que se convocara la cátedra por el riesgo que he explicado.
No hubo, por tanto, ningún nuevo catedrático.
Tendría que repasarlo... No tengo el dato concreto... Se estableció el mecanismo, pero la participación era muy escasa.
¿Qué haría usted con el Hospital de la Concepción?
Si no hay suficiencia financiera, la UBU no puede detraer recursos de la docencia, la investigación y la transferencia del resultados a un centro valioso, pero que puede traer un desequilibrio financiero que no podemos permitirnos.
¿Y eso no lo vieron cuando aceptaron la cesión del edificio?
Las circunstancias de financiación varían muchísimo. Entonces había unas posibilidades de financiación externa y fondos Feder que después no se materializaron.
¿Es habitual que le detengan a un alumno de tesis en el aeropuerto y se lo envíen a Soto del Real? (Ocurrió con Humberto Moreira, expresidente del PRI mexicano al que la Fiscalía relaciona con una redes criminales).
No, no es habitual, pero sí quiero diferenciar que una cuestión es que un alumno venga atraído por un currículum que reconoce mi especialidad, y otra el comportamiento que este profesor haya mantenido en su vida política anterior, de lo que yo no tenía conocimiento hasta que no se publicó y que no se ha sustanciado judicialmente. De hecho, está en libertad.
Pues le queda un año para presentar la tesis en pública, así que no vea que marrón.
No me siento presionado por esa circunstancia, salvo que se confirmara un procesamiento y condena. Vamos a diferenciar su actividad como doctorando de su actividad política. Su defensa debe ser pública, pero ajena a la exposición mediática.
¿Su modelo de honoris causa es el de Humberto Eco o el de Rouco Varela?
Los dos pasaron por órganos colegiados en los que yo no estuve. El de Rouco Varela ya se había aprobado cuando llegué y cuando se aprobó el de Umberto Eco ya no estaba. Son dos dimensiones de la pluralidad de perspectivas y sensibilidades. Si se les ha concedido tienen mérito los dos sobre el que no me voy a pronunciar. Sí creo que la UBU necesita incrementar el número de honoris causa, pero también que sean personas que hayan tenido una vinculación más directa con la UBU.
¿Y si tuviera que elegir entre uno de los dos?
No se dio el caso (ríe).