140 kilos escalera abajo

G. Arce / Burgos
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Los equipos de emergencias sanitarias cuentan con material y experiencia para salvar las barreras arquitectónicas

 
 
Una llamada de urgencia al teléfono 112 supone el socorro inmediato para un paciente en dificultades, pero también una auténtica pesadilla para los equipos emergencia sanitaria que se enfrentan a varios pisos de angostas escaleras para subir el equipo de rescate, una vivienda muy pequeña para instalar una camilla y poder movilizar al enfermo, y un descenso con el susodicho a cuestas, planta a planta y sorteando paredes, posamanos y portales que parecen ratoneras. 
Gente mayor, de peso elevado y de muy escasa movilidad -los más habituales en estos casos- solo se puede transportar con material muy especializado, preparación y mucha experiencia. Gabriel Revilla, jefe de Flota y Logística de Ambulancias Rodrigo, ya avanza que, ante una urgencia, ellos van a ciegas: no conocen si tendrán el apoyo de un ascensor o no. Ante esa tesitura, todas las ambulancias van dotadas de una silla plegada de fácil manejo que permite, en el 90% de las actuaciones que realizan, sentar al paciente para ser transportado fácilmente por dos operarios -delante y detrás- en espacios estrechos y de difícil manejo. 
En el caso de que el enfermo necesite estar totalmente inmovilizado por tener lesiones cervicales o en la columna, cuentan con el tablero espinar o la camilla de palas que permiten fijar en horizontal al enfermo -mediante un pulpo o araña- y manipularle como si fuera un objeto rígido, incluso boca abajo si es preciso. Los profesionales de urgencias salvan así escaleras, portales e incluso ascensores donde apenas caben tres personas sin bultos.
«En rescates está todo inventado pero es muy importante la preparación y la experiencia para adaptarse a las circunstancias que surja...», explica  Revilla, que detalla que siempre actúan bajo la dirección del personal médico que valora al paciente. 
Aunque están acostumbrados a actuar en inmuebles antiguos del casco histórico o de la provincia, sí recuerdan aquel paciente con obesidad mórbida y que requirió la presencia de los bomberos para sacarlo por la ventana ante la imposibilidad de otras salidas. «Hemos tenido que bajar, poco a poco, varios tramos de escaleras con un enfermo de 140 kilos».
A su favor, un equipamiento médico que cada vez pesa menos y que cuenta con dispositivos de sujeción de muy fácil manejo. «No nos queda otra, incluso con un buen ascensor a nuestro alcance al paciente le ha dado un ataque de claustrofobia y hemos tenido que recurrir a las escaleras para no crearle más ansiedad».
Este tipo de servicios son «cada vez más habituales», por la accesibilidad universal que permite la llamada al 112. «A veces es muy difícil que el alertante explique con claridad lo que le pasa, por lo que hay que acudir donde se necesite y trasladarlo a un centro médico si es necesario». «Estamos preparados para ello, ya sabemos cuál es nuestro trabajo...».