«Las chicas siguen muy pendientes de la mirada del varón»

Angélica González / Burgos
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En su libro autobiográfico 'No quise bailar lo que tocaban' se van a ver reflejadas muchas mujeres que en los años 60 y 70 se rebelaron contra una sociedad ahogada por un machismo brutal

«Las chicas siguen muy pendientes de la mirada del varón» - Foto: Ángel Ayala

En su libro autobiográfico ‘No quise bailar lo que tocaban’ se van a ver reflejadas muchas mujeres que en los años 60 y 70 se rebelaron contra una sociedad ahogada por un machismo brutal. Pilar Aguilar, filóloga, maestra y experta en cine y género, lo presentó ayer en la librería Punto de fuga y hoy participa en una jornada de la UBU sobre violencia de género. 

Fue una luchadora contra el franquismo y esa pelea le costó la cárcel y el exilio. Pilar Aguilar optó por la educación «porque el fascismo era incompatible con el saber y la inteligencia» y su vida laboral se ha centrado en gran medida en el análisis audiovisual sin perder de vista el concepto de género y el feminismo. Esta mañana ofrece la charla La ficción audiovisual: una educación sentimental en la violencia de género en una jornada organizada por la Universidad de Burgos y la Asociación La Rueda.

¿Gracias a que muchas mujeres de su generación no quisieron bailar lo que tocaban las que vinieron después bailaron con más libertad?

Han tenido más oportunidades. Otra cuestión es que ahora las trampas sean otras porque no es todo rosa, pero nada que ver con aquella situación que era espantosísima, no podíamos ni salir solas.

¿Se considera afortunada por haberse ido de aquel entorno?
Primero me fui del pueblo a Madrid con 11 años por un problema de salud y luego a Francia y me quedé asombrada porque vi que las mujeres salían solas, que hablaban con los hombres, no que ellos preguntaban y ellas contestaban, que leían el periódico... Ver que había otros modelos fue un descubrimiento fundamental.
¿Qué deberían tener claro las mujeres jóvenes de lo que fue la lucha de ustedes?
Lo fundamental es que tengan aprecio de la propia vida, que suena como una perogrullada. Deben saber que son ellas las que gestionan sus vidas y que ellas son su eje fundamental. Creo que las chicas siguen muy pendientes de la mirada ajena, sobre todo del varón. Antes nos decían que nos buscáramos un marido; ahora la propuesta es parecida pero más sibilina pero esa canción hay que subvertirla y decir ‘sin mí no soy nada’.
¿Qué se ha hecho mal para que hoy el 13% de las jóvenes burgalesas, según una encuesta reciente, estén convencidas de que los celos son amor?
Hemos progresado mucho y en parte, gracias a las leyes, que son importantes, pero lo más difícil de cambiar son los imaginarios colectivos y la educación emocional.  Los modelos de ficción, que son los que nutren estos imaginarios, siguen siendo espantosamente machistas; las películas están protagonizadas en un 90% por hombres. Esto quiere decir que ella aparecen en función de él y esto es sentimentalmente lo que cala y sigue generando una educación nefasta. Creo que la violencia en buena parte nace de ahí, de la tremenda dicotomía entre lo que nos cuentan y lo que vivimos.
¿No estamos representadas las mujeres en el cine como somos?
No estamos ni representadas...
¿Ni siquiera por los directores ‘de mujeres’?
¿Cómo quién? ¿Cómo Almodóvar? Tengo muchos peros sobre su trabajo porque sus mujeres son muy discutibles, por no hablar de la alegría con la que trata la violación, que es jujú-jijí, cuando no te saca del coma como en Hable con ella. Lo de Almodóvar es un mito. 
¿Dónde se nos ve mejor retratadas?
En general, en las películas dirigidas por mujeres, porque son más realistas y salen mujeres que se parecen a las de verdad, que protagonizan su vida, que tienen problemas y los resuelven. Estudié las películas españolas más vistas entre los años 2000 y 2006 y en las dirigidas por hombres no tenían apenas papel, no había ningún plano en el que se relacionaran con otras mujeres, nunca hacían progresar la acción y la violencia estaba vista con simpatía en un 75% de los casos. En las dirigidas por mujeres la cosa era completamente distinta.
¿Cómo cree que la crisis ha golpeado a la causa feminista?
Mucho. Se han quitado recursos y hay un gran ambiente de permisividad sobre muchas cosas. 
¿Se refiere a cosas como que se  ha culpado a una mujer de que el presidente de Extremadura haya gastado un montón de dinero público en ir a verla?
Claro, claro. Están a degüello con ella como si ellos fueran unos pobres ingenuos a los que una perversa les enreda con sus malas artes. ¡Es que son ellos los que se han gastado el dinero público y no son niños, son adultos!
Hoy participa en una jornada sobre violencia de género. ¿Cree que terminará alguna vez?
Aunque soy optimista, a veces también siento desánimo, pero miro hacia atrás y veo que cuando luchábamos contra la dictadura aquello era siniestro total, estábamos machacadas, todo estaba controlado: los púlpitos, el ejército, la policía y así pareció durante muchos años. Pero poco a poco fuimos haciendo labor y de pronto la resistencia al franquismo cogió una gran velocidad y si hicieron la Transición fue porque se dieron cuenta de que si tardaban algo más les pasábamos por encima. Son luchas duras y la del patriarcado más porque no es un régimen político pasajero.
¿La retirada de la reforma de las ley del aborto ha sido un triunfo del feminismo o un cálculo electoral del PP?
Si ha sido una medida electoral ha sido porque el feminismo le ha obligado a hacerlo. Si no hubiéramos dicho nada las feministas, aquí y en el extranjero, no hubiera pasado.