La violencia de género, esa lacra que aún sigue golpeando con fuerza a todas las sociedades modernas, no distingue de edad a la hora de elegir a sus víctimas. De hecho, cada vez son más las menores que piden ayuda en este sentido, una triste realidad que viene acompañada también del descenso en la edad de los propios agresores.

En España, el número de chicas con menos de 18 años que solicitaron protección contra el maltrato por parte de las autoridades, bien mediante una orden de alejamiento o a través de medidas cautelares, crecieron un 15 por ciento en 2014, hasta alcanzar las 576. Se trata del segundo incremento más importante registrado en ese período por grupo de edad, solo superado por el de las mujeres de 65 a 74 años, cuyas agresiones se elevaron más del 21 por ciento.

Así de demoledores son los datos de la Estadística de Violencia Doméstica y Violencia de Género Año 2014 difundida recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Un informe que revela que estas jóvenes forman parte de las 27.087 mujeres inscritas en el Registro Central para la protección de las víctimas de violencia doméstica y de género, que en 2014 se redujeron apenas un 0,1 por ciento.

Las cifras que apunta el documento se corresponden con que el mayor aumento en el número de denunciados por malos tratos se registró entre los hombres menores de 20 años y los de 75 o más. En este sentido, casi la mitad de las víctimas de violencia de género tenía entre 25 y 39 años y la edad media fue de 36,4 años.

Además, las víctimas de violencia doméstica (violencia física sobre cualquier familiar, excluida la de género) alcanzaron las 7.084, un 0,3 por ciento más que en 2013, lo que situó la tasa en 1,3 por cada 1.000 mujeres a partir de los 14 años. El total de inscripciones en el Registro fue de 34.407 (31.538 féminas y 2.869 varones), un 0,1 por ciento más. No obstante, el INE resaltó el descenso que se produjo desde 2011, tanto de afectadas por la violencia de género (16 por ciento) como doméstica (8,5).

Otro de los datos que llama la atención del informe del INE es que dos de cada tres víctimas de malos tratos son de nacionalidad española (68 por ciento), es decir, 18.412 de las 27.087 inscritas. Además, el 7,3 por ciento nació en América y en el 6,2 en otros países de la Unión Europea. No obstante, la tasa de afectadas por esta lacra por cada 1.000 mujeres de 14 y más años es casi tres veces superior entre las extranjeras que entre las nacionales, ya que se calcula en función de la población.

Los agresores. Mientras, los datos correspondientes a los hombres reflejan que, el pasado año, un total de 26.987 fueron registrados como denunciados por violencia de género en el citado Registro (0,1 por ciento menos) y casi la mitad de ellos tenían entre 30 y 44 años, con una edad media de 39,3 años.

En cuanto al lugar de nacimiento, al igual que en el caso de las mujeres, dos de cada tres agresores (68,4 por ciento) había nacido en España y la tasa de también fue superior en los extranjeros. En el 26,2 por ciento de los casos registrados, la relación entre la víctima y el denunciado era de cónyuges y en el 6,8 de excónyuges, mientras que el 23,3 por ciento tenía una relación de pareja de hecho y el 20,8 lo había sido. En tres de cada cuatro casos, el agresor tenía entre 20 y 54 años y la víctima entre 18 y 44 años.

Como consecuencia de las denuncias presentadas, en 2014 se registraron 31.487 infracciones penales por asuntos de malos tratos (0,4 por ciento más), pese a que, desde 2011, se había cuantificado un descenso del 17,6 por ciento. Del total de estas sanciones se contabilizaron 29.374 delitos y 2.113 faltas. En cuanto a los primeros, los más frecuentes fueron los de lesiones (55,9 por ciento), amenazas (19,8) y torturas, así como otros contra la integridad moral (15,1).

Por comunidades, las que tuvieron un mayor número de víctimas inscritas por violencia de género fueron Andalucía (7.012), Valencia (3.940) y Madrid (2.973), frente a las ciudades de Ceuta y Melilla que, junto con La Rioja, fueron las que menos registraron. El INE destacó finalmente que, desde 2011, el número de víctimas ha bajado en todas las regiones.