Tejada aprovecha su valor geológico como motor de desarrollo turístico

I.P. / Tejada
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El próximo día 29 se inaugura el Centro de Visitantes Geología y Fósiles, que reúne colecciones particulares de restos del Jurásico y Cretácico hallados en las lomas calizas de la localidad

En la planta superior se encuentran los paneles y las vidrinas con rocas y los fósiles locales característicos. - Foto: Ángel Ayala

La inauguración del Centro de Visitantes Geología y Fósiles de la localidad de Tejada ya tiene fecha. Será el próximo día 29, momento a partir del cual se abre un interesante espacio para los amantes de la naturaleza que podrán disfrutar de una interesante colección de fósiles y encontrar información de lo que es la geológica en general pero también específica de esta pequeña localidad, enclavada en la comarca del Arlanza (a 22 kms. de Lerma, en la carretera de Silos) y cuyo término municipal se considera el punto de inicio del parque natural Sabinares del Arlanza.

      Que el Ayuntamiento de Tejada haya trabajado desde hace varios años en sacar adelante este proyecto museístico no es casualidad. De hecho, cada casa de este pueblo es un pequeño museo en sí mismo, porque no hay vecino que no tenga fósiles localizados en el campo. Por ese motivo, la Corporación que preside Jorge Luis Páramo, decidió rehabilitar la antigua casa del  cura que había comprado al Arzobispado años antes, para convertirla en un centro de visitantes donde reunir las colecciones particulares y darlas visibilidad, además de hacer de este espacio expositivo un elemento dinamizar de la localidad. De hecho, en el pueblo también se está construyendo una casa rural que ayudará a este propósito turístico.

Tras dos años de obras, el inmueble ofrece su mejor cara y está listo para abrir sus puertas. Los paneles informativos, con vistosas  fotografías y el material y fósiles recogidos durante décadas y ahora donados por vecinos al Ayuntamiento aguardan su oportunidad de ser visitados y admirados.

El centro se distribuye en dos plantas. En la entrada, lo primero que llama la atención es una maqueta de piedra caliza a escala de Tejada que muestra de forma real cómo es la morfología del terreno; si se hiciera un corte por la línea que separa los dos bloques se verían las capas inferiores del terreno. Es obra de Severino Alonso al igual que la reproducción en resina de dos ammonites que cuelgan del techo. En esta planta de entrada se tiene acceso a un resumen de los contenidos del centro y también se encuentra la recepción y una sala para charlas, conferencias y proyecciones.

      La planta superior es realmente interesante y muy didáctica. El recorrido comienza con unas sencillas explicaciones sobre lo que son las rocas, los relieves, los fósiles y la geología en general como parte indivisible de la naturaleza. Se completa con fotografías de gran formato de formación geológicas fácilmente reconocibles de la provincia y otros lugares del país que destacan por su espectacular impacto en el paisaje.

      El recorrido se hace especialmente interesante al llegar a los paneles que permiten descubrir las características formaciones de Tejada y las vitrinas con los fósiles locales, mayoritariamente donados por Severino Alonso, y algún otro vecino que les tenía en sus viviendas o guardados, y que en muchos casos fueron recogidos en el campo por sus antepasados. Los fósiles expuestos son mayoritariamente ammonites, en forma de caracolas; belemnites, que simulan balas, o los típicos erizos.

Los ammonites fueron un  gran grupo de moluscos que vivieron durante más de 300 años en los mares del pasado. Desaparecieron hace 65 millones de años, y aunque coinciden con la desaparición de los dinosaurios por el impacto de un meteorito en la tierra, no fue una desaparición fugaz, sino que fueron extinguiéndose durante varios millones de años  al final del Cretácico. Pertenecían a la familia de los moluscos cefalópodos (pies en la cabezas), en los que se incluyen los calamares, sepias o pulpos.

Los belemnites también pertenecían a la misma  familia de moluscos y vivieron en el Jurásico y Cretácico y también desaparecieron hace 65 millones de años. Sus restos son solo una parte interna del organismo. Los tamaños de unos y otros varían bastante y algunos llegaron a ser tan grandes como las ruedas de un tractor. Paneles y vitrinas del centro se complementan con un vídeo informativo y promocional del centro y de la propia localidad.

     La rehabilitación de la casa del cura para dar paso al centro de visitantes ha sido posible gracias al apoyo económico del grupo de acción local Adecoar, la Diputación y fondos propios municipales.