Las termitas echan de sus aulas a los alumnos del CRA Diego Marín

I.M.L. / Peñaranda
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Unos desniveles apreciables a simple vista en el suelo del centro hicieron sospechar de problemas estructurales, causados en este caso por este insecto, en un edificio de 1923

Los padres y abuelos acuden a la puerta del palacio a recoger a los pequeños al finalizar las clases diarias. - Foto: DB

Los alumnos del Colegio Rural Agrupado (CRA) Diego Marín han cambiado sus aulas habituales en el centro de Peñaranda de Duero por las del ala nueva del Palacio de Avellaneda, justo al otro lado de la calle. Los 72 estudiantes se han visto obligados a dejar su entorno educativo por una plaga de termitas que ha deteriorado la estructura que se sustenta su colegio.

Los responsables del centro se dieron cuenta que el suelo del centro registraba importantes desniveles, muy visibles en estancias como el despacho de los profesores, y un estudio técnico desveló que las termitas habían debilitado la estructura de madera sobre la que se asienta el solado del edificio, que data de 1923, afectando también a las paredes. Según fuentes del centro educativo, detectado el problema a finales del curso pasado, las autoridades educativas reaccionaron a tiempo para buscar una solución para este curso.

Rápida reacción

Ante la necesidad de abandonar las instalaciones peñarandinas del CRA Diego Marín, la Dirección General de Educación de la Junta de Castilla y León tenía dos opciones: o trasladar a los niños a distintos colegios de la capital ribereña hasta que se arreglase su colegio, con los trastornos que eso podía suponer para la adaptación de los niños, o buscar una alternativa. Y la tenían muy cerca, justo enfrente: el ala nueva del Palacio de Avellaneda.

Ante la situación de cierre e inactividad de estas instalaciones, el director general de Educación se puso en contacto con su homólogo de Cultura, de quien depende el inmueble palaciego, para obtener la autorización para trasladar a los niños a sus aulas mientras no se arregle su colegio. Gracias a esta mediación, los miembros del claustro de profesores pudieron, en cuanto se tuvo la autorización, trasladar el material necesario y el mobiliario durante los meses de julio y agosto, para tenerlo todo listo para el inicio de las clases. Los educadores consideran que este traslado al Palacio de Avellaneda era la mejor opción para sus alumnos y ya se han integrado perfectamente al nuevo entorno, ocupando cinco aulas y haciendo uso del comedor con el que cuentan las instalaciones.

Ahora toca espera a que entren en vigor los presupuestos de la Junta de Castilla y León para que se asigne una partida presupuestaria para realizar los arreglos necesarios, que supondrán el cambio total del suelo y las paredes del centro. Una vez que se adjudiquen estas obras, el plazo para realizarlas podría rondar los cuatro meses, por lo que los docentes confían en que este exilio de su centro no se alargue más allá de este curso. De momento, los chavales seguirán entrando al colegio por una de las señoriales puertas del gran muro de piedra del palacio.