Adiós (y gracias) al hombre milagro

@jorgealopez18
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Andreu Casadevall abandona Burgos con tres ascensos a ACB y una Copa Príncipe en el palmarés

Andreu Casadevall llegó a Burgos en noviembre de 2007. Lo hizo a mediados de mes, después de la séptima derrota del Autocid Ford Burgos en ocho encuentros, cinco de ellas consecutivas, y de que la directiva del Club Baloncesto Atapuerca decidiera prescindir de Gonzalo García de Vitoria, quien la temporada anterior había llegado igualmente a Burgos para salvar al equipo del descenso. Poco más de ocho años después, las diferencias son sustanciales y el catalán tiene mucho que ver en que así sea.

Ver hoy en día la clasificación final de aquella campaña 2007/2008 en LEB Oro asusta. Apenas cuatro equipos resultan reconocibles, muchos han sufrido desapariciones y varios de los que permanecen son realmente una refundación. Pero no toca hablar de la situación del baloncesto nacional.

El hecho es que el que era director deportivo del Atapuerca, Eduardo Pascual, recurrió, para sacar del atolladero un proyecto con Diego García, Esmorís, Diego Lo Grippo y Peter Lorant, a un viejo conocido. Y este alcanzó el reto más que con nota, ganando 15 partidos de 27 (pese a debutar con derrota ante Aguas de Valencia, 57-58), y que se quedó a dos victorias de disputar el play off por el ascenso pese a llegar a un equipo colista. Eso le sirvió para renovar y en su segunda campaña (2008/09), sí disputó la fase de ascenso, donde cayó en cuartos con Lucentum de Alicante (2-1). A la tercera, en 2010, el salto cualitativo fue de una magnitud tal que pese a ser quinto en la fase regular se 'cargó' a Cáceres 2016 y Melilla en las eliminatorias y se jugó el ascenso en un quinto partido a todo o nada en Menorca, lastrado por la lesión de su base titular Chris Hernández cuando la serie era favorable a los castellanos (2-1).

En menos de tres años, con Casadevall actuando en la pista y Pascual en los despachos, un equipo que sufría pasó a disfrutar. Las gradas de El Plantío fueron viéndose cada vez más llenas y la ambición aumentó: tanto desde el club, que logró incrementar el presupuesto y con él la calidad de la plantilla, como desde la propia cancha y la grada. Prueba de ello es que, pese a que el ascenso estuvo nuevamente cerca en 2011, un 'gatillazo' ante Cáceres en los cuartos de final de 2012 después de ser segundo en la liga regular y jugar la Copa Príncipe hicieron que muchos pidieran la cabeza del técnico.

No fue así, se siguió apostando por el catalán, ya sin Pascual a su vera (se marchó en 2009), y se escribieron las páginas más brillantes de la historia del baloncesto en Burgos. Tres ascensos consecutivos (2013, 2014 y 2015), dos de ellos sin necesidad de play off (2013 y 2015), una Copa Príncipe (2013) y un gran baloncesto intenso, físico, de muchos quilates que llenó definitivamente las gradas de El Plantío.

Solo el cerrado sistema de la ACB y la mala gestión administrativa por parte, primero del CB Atapuerca y después el CB Tizona, impidieron que Andreu Casadevall disfrutara en Burgos lo que había conseguido dirigiendo. Y no era otra cosa que entrenar en la máxima categoría una década después de despedirse del Leche Río Breogán (2004). 

Casadevall estuvo cerca de marcharse en 2013, con una impotante oferta de Hungría, y sorprendió que no recibiera ofrecimientos el último verano, cuando Burgos se quedó sin baloncesto de alto nivel durante unos tristes días. Que no tuviera equipo propició, eso sí, que cuando emergió el proyecto del San Pablo Inmobiliaria bajo el 'nuevo' Club Baloncesto Miraflores fuera Casadevall el elegido. Ahora, solo tres meses después, el catalán hace las maletas para aceptar un nuevo reto, al fin en ACB: salvar al CAI de Zaragoza

Sin duda, aunque la oportunidad para él es irrechazable, siendo egoístas y mirando solo por el bien del San Pablo, Casadevall nos hace una faena, una gran faena. Él era el pilar fundamental sobre el que se sostenía el equipo, totalmente nuevo (salvo por la presencia de Anton Maresch), hecho semanas antes de comenzar la temporada y con una dura competencia en Palencia, Melilla, Palma de Mallorca y Lugo. Ahora será Diego Epifanio, 'Epi', su fiel escudero, quien deba coger el toro por los cuernos.

Casadevall nos abandona en la jornada 9, pero las palabras hacia él no son de reproche, sino de agradecimiento. Ojalá sea posible que, algún día, Casadevall se siente en un partido de ACB en uno de los banquillos del Coliseum. Aunque tenga que ser como visitante.