«Gracias por esta especialísima mujer»

H. Jiménez / Burgos
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Una multitud despide a la concejala Ana Lopidana, de quien el arzobispo subrayó sus valores, su vocación de servicio y su fe. Representantes de múltiples entidades sociales y políticas asistieron al funeral, que desbordó La Anunciación

Salida del féretro, al término de la ceremonia en la parroquia a la que pertenecía Lopidana. - Foto: Alberto Rodrigo

Cientos de personas abarrotaron ayer la parroquia de La Anunciación para despedir a Ana Lopidana, concejala del Ayuntamiento de Burgos fallecida repentinamente en la tarde del viernes. El templo se quedó muy pequeño para el último homenaje a esta mujer que a lo largo de su vida se destacó por ser una trabajadora incansable en favor de los demás, durante muchos años en el ámbito privado y recientemente también en el público.

Por eso al funeral acudieron representantes de múltiples entidades sociales y religiosas burgalesas, de partidos políticos de todo el espectro ideológico provincial, así como autoridades civiles y militares que demostraron el indudable cariño de la sociedad burgalesa hacia Lopidana.

El arzobispo, Fidel Herráez, fue el encargado de oficiar la ceremonia y en su homilía repasó algunas de las cosas que estos días se han dicho sobre ella. Su implicación con las causas de los más necesitados, su vocación de servicio allá donde estuviera, su capacidad resolutiva o su profunda fe religiosa quedaron subrayados como sus valores, y por ello el prelado dio las gracias «por esta especialísima mujer» a la que posteriormente denominaron como «la de los mil proyectos» por la cantidad de iniciativas que puso en marcha a lo largo de su vida.

Su última etapa fue la dedicada a la política. Formando parte de la lista del Partido Popular se convirtió en concejala en 2011 y a lo largo de casi 5 años también ha logrado dejar huella en el Ayuntamiento. Por eso, al dolor de sus compañeros de bancada y también de sus contrincantes políticos, que no han dejado de subrayar su valía personal y profesional, se sumaron los trabajadores de la Gerencia de Servicios Sociales que Lopidana dirigía.

Rosa Eva de Benito, técnica de apoyo en el Área de Cooperación con el que además la concejala tanto estaba vinculada, confesó que «algo de la mitad de nuestra alma se marcha con Ana», expresando así el sentimiento de la plantilla municipal.

Al filo de las 18 horas, el féretro con los restos mortales de Lopidana era conducido al cementerio de San José, acompañado ya solo por los familiares y amigos más íntimos. Burgos ya la había despedido y a partir de ahora la recordará con alguna dotación municipal que llevará su nombre.