Melendi quiere ser el delegado de la clase

I.L.H. / Burgos
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En la recta final de la gira 'Un alumno más', el asturiano hizo cantar a más de 4.000 personas • Formal y tratando al público de usted, fue confesando las historias de sus canciones

Así con la corbata, tratando al público de usted y con las melódicas canciones de su último disco (la rumba pasó para siempre a mejor vida) cualquiera diría que Melendi, aunque pretenda ser Un alumno más, aspiraba a convertirse en el delegado de la clase. Y para ganarse los votos de sus compañeros de partida (anoche había desde niños de 8 años a veteranos de conciertos pasando por adolescentes con sombrero y veinteañeras enloquecidas) Melendi hizo del discurso una de sus bazas: que si es «un gran honor» estar en Burgos, que si «me voy a confesar con ustedes», que «primero hay que hacer las presentaciones» o «pediría a los caballeros que canten este tema en función de lo que han sufrido con el primer beso».  
Pero su mejor eslogan de campaña lo tenía en sus canciones, más poperas y rockeras que las de hace 12 años cuando sacó su primer disco y coreadas todas desde los primeros compases -a veces con las voces de los espectadores por encima de las del asturiano-.
Sin chuletas y hablando de formalidad (la que, por cierto, no tuvo al dejar sin contestar el cuestionario que le envió este periódico hace casi un mes), Melendi inició las más de dos horas de directo con Tú de Elvis, yo de Marilyn, ya con el público de las gradas puesto en pie. Luego seguiría con las explicaciones pertinentes de temas como De pequeño fue el coco, Septiembre, Un violinista en tu tejado, Mi primer beso (y la indicación a los caballeros para corearla alta), Calle La Pantomima o El amor es un arte, también de su último disco. En total sonaron una treintena de temas del alumno más aventajado de la clase: Colgado de la vecina, Barbie de extrarradio, Como una vela...
Con el público coreando su nombre, bailando y dando palmas tanto en las gradas como en el ruedo, si algo fue ayer evidente es que el asturiano tiene tirón. Para ser delegado de la clase, couch en La Voz o protagonizar Otro lío de Melendi. Sobre todo entre los más jóvenes, los que son capaces de pasar una noche a la intemperie en pleno octubre en Burgos para poder verle a escasos metros, emocionarse y llorar Lágrimas desordenadas si el cantante les mira Con solo una sonrisa, tanto si Llueve a gusto de todos como si no. Ayer había más de 4.000 espectadores y algunos venían de Cádiz, Santander, Zaragoza, Valencia, Granada, Murcia o Alicante. Es el final de la gira y había que apurar. El de anoche en el Coliseum fue el antepenúltimo concierto, hoy toca en Zaragoza y mañana domingo finiquita la faena en Salamanca.
Con la actuación de anoche consiguió otro buen resultado. Para los fans, el examen quedó aprobado y con nota; y los más inconformistas siempre podrán echarle la culpa a la acústica de la plaza de toros cubierta.