Eligen antes León que Burgos para aprender español

B.G.R.
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Apenas un 3% del turismo idiomático de la región recala en la provincia. Más de la mitad llegan a través de la Universidad

El turismo idiomático es un sector en auge, al menos según la Junta de Castilla y León y su estrategia de internacionalización para atraer a la comunidad a ciudadanos extranjeros que quieren aprender castellano. Sin embargo, los datos revelan grandes diferencias por territorios. El año pasado llegaron 46.256 alumnos, de los que solo 1.330 o un 2,8% eligieron Burgos como destino. La cifra sitúa a la provincia en la quinta posición regional, igualada con Ávila, que recibió 1.324, y por encima de Zamora, con 1.064; Soria, con 479, y Palencia (280).

Por delante de la avalada como cuna del castellano, por los primeros registros en este idioma encontrados en Valpuesta en siglo IX, se encuentra León, a donde viajaron 1.793 estudiantes en 2017, mientras que la disparidad con otras localizaciones aumenta. Así, en Segovia recalaron 4.862, en Valladolid 5.004 y en Salamanca 30.120, aglutinando esta última al 65% del total, según la información de la Consejería de Cultura y Turismo.

Aunque siga pareciendo una cifra baja, los 1.330 estudiantes que llegaron a Burgos suponen un incremento del 60% respecto a los que lo hicieron en 2016, representando en este caso el segundo mayor alza de los registrados en la comunidad por detrás de Zamora, donde la subida fue de casi el 80%. León también experimentó un ascenso importante, del 23%, mientras que el de Salamanca fue del 21%, el de Valladolid del 16% y el de Segovia de solo un 3,5%.

Los ciudadanos internacionales que llegan a Castilla y León lo hacen a través de cursos de español que imparten bien los centros privados (cuatro en la capital y uno en Aranda), las escuelas oficiales de idiomas, las instituciones académicas y en el caso de Burgos el Instituto de la Lengua. No obstante, fuentes de esta institución aseguran que su patronato acordó hace tiempo no impartir programas formativos. Desde entonces su labor se centra en financiar viajes de prescriptores extranjeros de perfil académico con el fin de que conozcan la región para que la elijan como destino de su alumnado.

La UBU es la entidad docente que aglutina al mayor número de matriculados de otros países. El curso pasado, que viene a equivaler a la media del año natural según la institución, sumó 742 matrículas en programas o exámenes de castellano, tal y como recogen los datos del Vicerrectorado de Internacionalización. Su responsable, Elena Vicente,  destaca el crecimiento registrado en 2017 y precisa que dentro de las estadísticas también deberían incluirse los que eligen el grado de Español, que suman a día de hoy 205. «Aunque sea de manera lenta hay una buena tendencia y debemos seguir trabajando tanto individualmente, como desde la ciudad», subraya la responsable académica en referencia, en primer lugar, a las «constantes campañas de captación y de mejora de la oferta» que se están desarrollando en el campus.

En lo que se refiere a las acciones como capital, considera que «igual que se ha trabajado la imagen de la ciudad y su gastronomía, se podrían llevar a cabo acciones de márketing que lleven a identificar a Burgos con la cuna del español», señala, haciendo también referencia a la posibilidad de ampliar el público objetivo al que se puede llegar más allá de los jóvenes e incluir a personas ya jubiladas.

La apuesta por el turismo idiomático local es algo que también comparte Ricardo Porres, responsable de EDE (Escuela de Español), una entidad que lleva 27 trayendo estudiantes extranjeros y por la que han pasado en este tiempo más de 7.000. «Burgos está perdiendo una gran oportunidad porque es aquí donde está el origen del castellano y habría que aprovechar ese factor», señala, remarcando en este sentido que el hecho de que la  mayoría de los internacionales que llegan a Castilla y León elijan Salamanca radica en la tradición histórica de su Universidad.

Porres no comparte los datos estadísticos de la Junta porque pueden «distorsionar» la realidad y considera que deberían elaborarse teniendo en cuenta las estancias y no el número de alumnos, ya que no es lo mismo que se queden una semana que un semestre. En su caso, la media suele ser de un mes y llegan con programas que incluyen, además de formación, actividades culturales y relacionadas con su campo de estudios.