«Hay mujeres dispuestas a despertar a la Iglesia»

Angélica González / Burgos
-

María José Arana • profesora de Teología

María José Arana, profesora de Teología. - Foto: DB/Patricia González

Las IV Jornadas de Diálogo Cristiano-Musulmán se clausuraron ayer con la voz de esta teóloga vasca que está convencida de que la Iglesia Católica puede hacer las cosas mejor con las mujeres: «Han sido equivalentes en la gracia y sumisas en todo lo demás».

La teóloga María José Arana (Bilbao, 1943) tiene muy claro que, Evangelio en mano, hay muchas mujeres que desde dentro de la Iglesia Católica quieren cambiarla, sobre todo en el aspecto de su trato hacia el género femenino. Arana es religiosa del Sagrado Corazón de Jesús y profesora de la Facultad de Teología de Vitoria donde imparte Historia de las Religiones, Diálogo Interreligioso y Espiritualidad. También da clases en la Escuela Feminista de Teología de Andalucía.

¿Cómo cree que se trata a la mujer en el Cristianismo?

Pienso que todas las religiones tienen elementos de liberación y de opresión y a mí lo que me gusta es sacar los elementos de liberación que están en las raíces el Cristianismo que son, sobre todo el Evangelio, pero, en cambio, soy muy consciente y trabajo para que la Iglesia no siga siendo incoherente con esas raíces.

¿Cuáles son, a su juicio, los elementos de opresión hacia las mujeres?

Durante muchos siglos las iglesias, y también la católica, ha olvidado todo el mensaje liberador de las mujeres de manera que hemos visto como las mujeres han sido menospreciadas y han tenido aquello que se llama equivalencia y sumisión: equivalentes en la gracia pero sumisas en todo lo demás: en la concepción del matrimonio, en la concepción de la sexualidad, en la concepción del ministerio de la Iglesia, en la concepción de tener voz y voto en los concilios y en la vida jurídica de la Iglesia. Es cierto que la sociedad también estaba en esa situación y que ambas se alimentaban con sus respectivas influencias pero la Iglesia tendría que haber sido una luz más clara para una cuestión tan oscura. Y es cierto que la sociedad civil ha despertado antes y que la Iglesia no acaba de despertar.

¿Y cree que tiene ganas de despertar? Se lo digo por la polémica que hubo durante la visita del Papa a Barcelona, en la que unas religiosas limpiaron el altar, lo que algunos sectores vieron como el hecho de que las mujeres siguen  ocupando un lugar doméstico en la Iglesia...

Aquello no me pareció bien pero, por otro lado, hay bastantes mujeres, yo entre ellas y otras muchas como yo, que estamos decididas a trabajar desde dentro de la Iglesia para despertarla y para poner otras ideas y otras formas de ver a las mujeres. Que lo consigamos o no, la Historia lo dirá y a lo mejor las generaciones futuras dicen que tienen mucho que agradecer o que no.

¿Qué tal les mira la jerarquía eclesiástica?

Sé que una de las dificultades que tienen las religiosas en Estados Unidos es la del feminismo, la de la postura de las mujeres en la Iglesia. También en Roma hay esta dificultad. Pero yo en la vida diaria -he estado  mucho tiempo cerca de los obispos de Bilbao, ahora no tanto porque estoy volcada en mi comunidad- no he tenido grandísimas dificultades y eso que han conocido siempre mi forma de pensar y yo les decía que tenían que ser conscientes de muchas cosas y nos llegábamos a entender relativamente bien. Pero sé muy bien que no les gusta nada, que a Rouco Varela y a otros muchos no les gusta nada, eso lo sé, pero nuestra misión es seguir adelante y trabajar Evangelio en mano.

Un cura de la Facultad de Teología de Burgos me dijo hace tiempo que pasarían siglos antes de ver oficiar misa a una mujer ¿Está de acuerdo?

Yo espero que tanto como siglos, no. Antes pensaba que iba a ser más pronto pero ahora ya veo que va para más largo. Tiene que haber un cambio y espero que toda esta crisis en la que está inmersa la sociedad, que no solo es económica sino, además, de carácter cultural y social, también llegue a la Iglesia (que ya está llegando)y le haga reaccionar.