Nicolás Maduro lo tiene claro: el ataque que sufrió el pasado sábado fue llevado a cabo por la oposición a su Gobierno. Y, de hecho, ayer acusó directamente a varias personas, entre ellos dos dirigentes antichavistas, Julio Borges y Juan Requesens, según pruebas aportadas por la Inteligencia venezolana. Unos datos que confirman, a su juicio, su teoría de que fue víctima de un atentado y por lo que pidió a los Gobiernos de Colombia y Estados Unidos colaborar con las investigaciones y extraditar a supuestos responsables.

El presidente caribeño aseguró que Requesens, diputado y también líder estudiantil, es «uno de los más locos y psicópatas» del antichavismo y fue señalado como «uno de los autores materiales» de la acción del pasado fin de semana.

En paralelo, la oposición venezolana denunció que el legislador fue detenido en su domicilio por agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin).

Además, según Maduro, en las pruebas hasta ahora recabadas todas las declaraciones también apuntan a Julio Borges, exjefe de la Asamblea Nacional y «quien vive en una mansión en Bogotá amparado por el Ejecutivo saliente de Colombia».

Por su parte, el presidente de la oficialista Asamblea Nacional Constituyente, Diosdado Cabello, indicó que ese foro discutirá hoy como único punto el «allanamiento de la inmunidad parlamentaria a diputados implicados en el magnicidio en grado de frustración».