El local del Mirador del Castillo se reformará y no abrirá hasta marzo

J.M. / Burgos
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Los adjudicatarios se debaten entre transformar el negocio en un asador o un lugar para tomar copas. El inmueble municipal lleva cerrado al público desde hace más de un año

Hace ya algo más de un año que el local de hostelería municipal ubicado en El Mirador del Castillo se cerró al público tras la extinción del contrato con los antiguos inquilinos. Un periodo de tiempo bastante más largo del previsto ya que el Ayuntamiento se vio forzado a convocar hasta dos concursos para la explotación del negocio (el primero quedó desierto). A esto hay que sumar que no fue hasta hace dos semanas, pese a que fue en junio cuando se aprobó la resolución de adjudicación, cuando se les hizo entrega de las llaves del local a los nuevos empresarios que trabajarán en el establecimiento. 
Con tan poco tiempo para conocer a fondo las necesidades para poner el local en funcionamiento, uno de los socios de la Unión Temporal de Empresas (UTE) integrada por La Cabaña Arandina y El Froilán afirma que les será imposible, tal y como era su intención, abrir al público en Navidad. Y como son conocedores de que los meses de enero y febrero son malos para la hostelería de la ciudad, no contemplan el inicio de la actividad hasta marzo.
Lo que sí tienen pensado es entregar esta semana un solicitud de licencia de obra para realizar arreglos en los baños y en otros elementos del local. Y probablemente, aunque esto no lo tienen decidido, podrían aprovechar para realizar la intervención que el Ayuntamiento exigió en el pliego del concurso y que debe atajar las filtraciones que permiten el paso de agua en el establecimiento para frenar su deterioro. En cualquier caso, el Consistorio les ha dado un plazo de tres años para ejecutar los trabajos. Un requisito que hicieron más flexible después de que no se presentara ninguna oferta al primer concurso que se convocó. El coste de esta intervención, según consta en el informe del técnico municipal que alertó de la situación del inmueble, se estimó en 110.000 euros.
Uno de los aspectos en los que se debaten los socios de la UTE es en el enfoque que le quieren dar al negocio. Porque hay quien se inclina más por enfocarlo como «un bar de copas, tal y como ha estado concebido hasta ahora (aunque también se dieran cenas), y quien apuesta por transformarlo y convertirlo «en un asador».
El contrato con los nuevos inquilinos contempla una duración de 20 años y el pago de una renta mensual al Ayuntamiento de 504 euros.
 
El Vagón. De lo que no se sabe nada es del concurso para la instalación de un local de hostelería donde ahora se ubica el Vagón del Castillo, unos metros más arriba del Mirador. El Ayuntamiento convocó este año un procedimiento al que se presentaron dos ofertas, pero ambas fueron desechadas al no reunir los requisitos que se exigían. Y pese a que se anunció una nueva convocatoria, se están revisando los criterios a valorar en el pliego. Los actuales inquilinos, después de que se les permitiera prorrogar su estancia, tienen fijada para noviembre su salida.