El parque automovilístico de la provincia de Burgos no ha parado de envejecer a lo largo de los últimos cinco años. Y pese a que desde el sector se confía en que esta situación deje de empeorar, la fotografía fija muestra como el número de vehículos con más de 10 años alcanza los 123.591 frente a los 91.269 que se podían ver a finales de 2007. Es decir, ahora circulan 32.323 automóviles más antiguos que los que lo hacían entonces.
Pero si esa cifra ya supone que por primera vez desde 2007 hay más coches antiguos que nuevos (el 51,8% de los 238.179 que hay en total), igual de llamativo es el aumento de las ‘reliquias’ con más de 20 años. Porque si bien puede haber quien los coleccione o quien no se deshaga de un coche por el cariño que le ha cogido, lo cierto es que se ha pasado de 21.123 a 31.062 vehículos que superan esa edad. El presidente de la Asociación de Concesionarios de Automóviles de Burgos (Faconauto), Fernando Andrés, indica que ese incremento de 9.939 viene respaldado porque «los seguros son mucho más baratos» y porque con esa longevidad ya no reciben el castigo impositivo que sí recae sobre los más jóvenes.
No obstante, Andrés recuerda que la razón del envejecimiento general se encuentra en que las ventas de vehículos nuevos ha retrocedido «un 50% desde 2007». Y explica, al mismo tiempo, que mientras antes la compra de un coche «se veía como un elemento que mostraba el nivel social de las personas», ahora esa mentalidad se ha modificado y prácticamente han pasado a mejor vida las compras «por capricho». En este momento, los usuarios se preocupan «por el consumo, las ruedas...». En definitiva, han cambiado el impulso por la practicidad.
Sea como fuere, el presidente de la patronal del automóvil maneja un mensaje optimista ya que entiende que si bien ve «difícil que se pueda invertir la situación» en un plazo corto, sí augura que se va a empezar a «estabilizar». De hecho, este año, y no es poco, ya esperan que el volumen de ventas sea similar al de 2012. Algo que se ve de forma positiva ya que supone que se va a dejar de caer.
Del mismo modo, Andrés espera, casi por pura matemática, que quienes compraron un coche en 2007 o en los años anteriores, que fueron muchos, empiecen a cambiarlos a lo largo de los próximos ejercicios. Entre otras cosas, porque todos aquellos que adquirieron un vehículo en esos tiempos, más tarde o más temprano, pero no en un horizonte muy lejano, tendrán que empezar a cambiarlo.
Con todo esto, la realidad es que a finales de 2012 (último año del que se disponen datos) había 11.023 vehículos más que cinco años atrás. Aunque eso no se aproxima, ni de lejos, al envejecimiento real del parque móvil. Otra prueba de ello es que en 2007 uno de cada tres vehículos tenía menos de cinco años y ahora apenas representan el 16,9%.
¿SON MÁS PELIGROSOS?
En contra de lo que parece, fuentes de la Policía Local apuntan, desde su experiencia al patrullar las calles de la ciudad, que no se aprecia que los coches más antiguos protagonicen más accidentes que los nuevos. Es más, añaden, paradójicamente, que «incluso es más frecuente ver a los nuevos involucrados en algún golpe». Y aquí, la única explicación que encuentran es que los conductores de estos turismos «puede que vayan más al límite que alguien que conoce las limitaciones» de un coche con unos frenos más castigados o con unas ruedas más inseguras.
Del mismo modo, apuntan que los coches más viejos tampoco son protagonistas de muchas averías y añaden que es cada vez es más difícil encontrarse con un vehículo parado en mitad de una calle. Algo, según recuerdan, que sí «era más habitual hace unos años» cuando no era nada extraño que un conductor socorriera a otro que se había quedado sin batería. De hecho, apuntan que incluso aquí , aunque son casos puntuales, también es más fácil ver a un vehículo nuevo parado porque le ha fallado la electrónica.