Villafría exporta moscas

P.C.P. / Villafría
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El barrio sufre desde hace 15 días una «inaguantable» plaga • Los vecinos especulan con su origen y piden ayuda al Ayuntamiento

Si piensa que en Villafría no vuelan ni las moscas desde que pegó la espantada León Air está en un enorme error.El aeropuerto puede que se encuentre vacío pero en el barrio no cabe ni una más para desesperación de sus vecinos, que ya no saben que hacer con ellas. Casas, negocios, vehículos, contenedores... Todo se ha visto inundado por estos incómodos insectos hasta el punto de llegar a exportarlos por la ciudad.«El otro día abrí el bolso en el supermercado y salieron 2», describe Lorena.  
Tras la barra de la Última parada sufren el problema ella y su padre, Rafa. Cerraron 15 días para pintar el local, abrieron el 1 de septiembre y algunas zonas de las paredes y el techo parecen ya cochambrosas, de tantas moscas como han perdido la vida en ellas. «El sábado por la noche pensé que me comían.Las cortinas eran negras», se queja esta joven. Su padre asegura que los insecticidas no surten efecto. «Hemos gastado botes y botes  para nada. El Fogo es como desodorante para ellas», bromea. 
Aunque se jactan de haber descubierto al resto del barrio dónde se venden, de las esquinas de todos los negocios cuelgan cintas atrapainsectos. «Las cambio cada día», asegura Juan, el estanquero, al que se le han colado hasta por los fluorescentes. Como en su fachada da el sol toda la tarde, es la preferida por los insectos.
Nadie sabe de dónde llegaron, hace ya 15 días. Cada uno tiene su teoría. Antonia insiste en que es por las gallinas y vacas, por mucho que a ella le digan que nadie tiene ya en el barrio.Las más repetidas, sin embargo, elucubran con algún vertido de lodos en el aeropuerto, de purines en una granja o de basura en fincas cercanas. «De algún sitio tienen que venir», sentencian.Y para quedarse, porque de Villafría no pasan.
 
Hasta Pallafría. La plaga llega hasta los hoteles Buenos Aires e Iruñako, si bien creen que ha menguando la intensidad en los últimos días. También tomó los campos de Pallafría.«Los chavales van a ponerse la sudadera después de entrar y se la encuentran llena de moscas», explica Maite.
Eso sí, «una vez que pasas Villafría desaparecen, porque en San Cristóbal ya no hay», afirma Adolfo Díez, de la Asociación de Vecinos. Tanto a título colectivo como individual, han contactado por con el Ayuntamiento por diversos canales.Un técnico de Medio Ambiente y un veterinario han acudido al barrio y también Semat ha fumigado en al menos dos ocasiones la zona de los contenedores, que «parece tener un enjambre», detalla Rafa.
En el autobús urbano viajan por la tarde más moscas que pasajeros y hasta los taxistas se han quejado de las incómodas vecinas. De momento, no hay explicación oficial sobre el posible foco de origen y tampoco les convencen recurriendo a la naturaleza. «Nos dicen que cada año se reproduce más un insecto que otro y que este le ha tocado a la mosca. ¿Pero se desarrolla solo en Villafría?», pregunta con sorna Lorena.
La plaga afecta al día a día en las casas. «Es asqueroso estar en la cocina con los niños, hasta les da asco estar cenando así.Hay miles de moscas. Antes no subían a las habitaciones, ahora sí, es increíble», se lamenta Guillermo, otro vecino. «Esto es penoso, parece que estemos en África», añade Diego, quien además subraya el coste de los insecticidas y otros productos.«Y no estamos para gastos extra, que nos hemos quedado en el paro».