Los ayuntamientos están asfixiados. Han visto cómo el control del déficit se cebaba con la administración más débil y ponía coto al endeudamiento, durante años su principal fuente de financiación... Y de problemas. Mientras, sus costes han crecido, pero el Estado continúa apretando la mano con una triste financiación local que únicamente alcanza para mínimos.