Prado-Antúnez novela los vicios y relaciones que nacen del poder

I.L.H. / Burgos
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En 'Hasta los cuervos picotean las cerezas' el escritor arandino crea una historia circular repleta de personajes que pierden su inocencia, actúan por venganza o especulan con la amistad

JM Prado-Antúnez. - Foto: DB/Jesús J. Matías

«La vida es más justa que los jueces». Cuando Yolanda, una de las protagonistas de Hasta los cuervos picotean las cerezas, pronuncia esa frase ya nada es igual para quienes forman parte de la novela de José Manuel Prado-Antúnez. Una serie de engaños, deslealtades, accidentes, conspiraciones, muertes, asesinatos y venganzas han trastocado sus vidas, recibiendo cada cual lo que se merecía.

O quizá no. Esa es una de las reflexiones que surgen de la novela del escritor arandino, una historia narrada con estructural circular en la que todos los personajes son cuervos dispuestos a sacarse los ojos unos a otros. «Todos esconden maldad, no hay uno que sea más que otro; todos sobrepasan los límites, cada uno desde su perspectiva», comenta el autor para quien la obra podría situarse entre una novela de costumbres y el género negro.

«Javier sufre un accidente en la Nacional 122. No es un accidente más. Su mujer piensa que es un asesinato, y Álvaro y Yolanda, dos inocentes implicados en la historia, también. Lourdes inicia su venganza, sin detenerse a reflexionar si se es o no se es, si se cabe o no se cabe...». De esta premisa aparentemente sencilla y de Lourdes como un trasunto de Hamlet en su afán de venganza surge todo un entramado de vicios y relaciones vinculadas al poder, de intereses, orgías y especulaciones que suceden entre Burgos, Aranda y Berlangas. Una historia en la que los acontecimientos no se suceden, si no que se cuentan.

«El lector, en realidad, no descubre nada; lo descubren los personajes. Unos a otros se van contando confidencias, aunque las personas por lo general callan más de lo que cuentan y, a veces, los temas solo se apuntan», especifica el autor del poemario Perdurablemente anfetamínico. Precisamente en los silencios está una de las bazas de la novela, en lo que los personajes callan, en lo que no se atreven a pronunciar y en la descripción de esa opacidad.

Hasta los cuervos picotean las cerezas, publicado por la Editorial Gran Vía, ha superado su primer test en las redes sociales. 300 personas leyeron el manuscrito original y aportaron sus opiniones. El autor se hizo eco de las que consideró interesantes. El resultado lo presenta el lunes en la Sala Polisón (19 horas) dentro de la Feria del Libro que  hoy se inaugura.