El Torreón de los Guzmanes recupera su anterior imagen

B.A.
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Ya se ha retirado el elemento acristalado que coronaba el monumento de Caleruega y se ha comenzado a instalar la estructura de madera que sostendrá el tejado. También se actuará en el jardín exterior junto a la torre

El Torreón de los Guzmanes, ubicado en una esquina del jardín del convento de Santo Domingo en Caleruega, lucirá dentro de unas semanas un aspecto renovado como consecuencia de la reforma que está sufriendo. Esta intervención se centra en el último nivel del torreón donde se está sustituyendo el cuerpo metálico acristalado que lo coronaba desde hace unos años y el corredor perimetral por un espacio único bajo una única cubierta. El coste de esta actuación es de 86.000 euros, a los que hay sumar los 46.000 euros que supone la reforma integral del jardín del conjunto monacal. En total, la ejecución de este proyecto de actuación en el monumento considerado Bien de Interés Cultural asciende a 132.000 euros, cantidad concedida por la Junta de Castilla y León para tal fin. 

La intervención propone la instalación de una cubierta tradicional a cuatro aguas, con estructura de madera y rematada con tejas cerámicas, similar a la que el torreón tenía hasta una intervención que sufrió en 1950, lo que supone dotarlo de una apariencia más próxima al propio carácter original del edificio. Como señala Leonardo González, arquitecto redactor del proyecto junto a Jesús Alba y Carlos Miranda, con esta actuación además se consigue un grado mayor de protección de este monumento al simplificar el sistema de evacuación de agua de lluvia de la cubierta, lo que contribuye a una mejor conservación del torreón a largo plazo.

Además de recuperar su imagen anterior y de lograr una mayor protección, la instalación de esta cubierta también es una petición de los monjes dominicos porque el anterior elemento acristalado que había en la parte alta de la torre se quedaba pequeño para las visitas que recibe, ya que en la actualidad las diferentes plantas que componen este torreón acogen una exposición que permite al visitante adentrarse en la vida y obra de Santo Domingo de Guzmán y en la historia de la congregación de los dominicos. 

Las obras en este espacio comenzaron en el mes de julio. Ya se ha retirado de la zona alta del torreón esa caja acristalada y se ha comenzado a instalar la cubierta de madera. «Se van a utilizar unas tablas que darán un aspecto más tradicional a la cubierta, que no contará con paredes, sino que se basará en una estructura que sujetará el tejado. Eso sí, se colocarán unas mallas para evitar que los pájaros aniden. Es un sistema que ya se ha probado en otros BIC y que está dando muy buenos resultados, por eso se ha pensado en él como la mejor solución», explica Leonardo González, que asegura que esta nueva estructura es más garantista que la que había anteriormente. «El aire correrá, pero el agua no, a no ser que venga muy racheada, por lo que el torreón estará ahora más protegido que antes frente a las inclemencias del tiempo», comenta el arquitecto. 

Este espacio seguirá siendo el último punto visitable del Torreón de los Guzmanes, donde a través de las vistas que se contemplan desde él se reforzará el discurso museístico de la predicación que realizó por todo el mundo Santo Domingo de Guzmán. 

Está previsto que para el próximo mes de noviembre hayan concluido las obras en el BIC, ya que cuentan con un plazo de ejecución de cuatro meses, que se cumplirá gracias al ritmo de trabajo y a la implicación de la empresa que está desarrollando estos trabajos, Nueve Restaura. 

jardín unitario. Esta actuación en el Torreón de los Guzmanes también contempla unas mejoras en el entorno ajardinado que rodea al edificio y que previsiblemente arrancarán en dos semanas, cuando los trabajos en la cubierta estén más avanzados. Según explica el arquitecto, el jardín se levantará entero, ya que se realizará una intervención integral. «Se va a ganar en zona verde y se dará un sentido más unitario a todo el espacio. También se instalará un pavimento de hormigón que ya se ha probado», señala Leonardo González. 

Desde el siglo pasado este monumento, que data del XII, ha sufrido diferentes reformas. Una de las más agresivas fue en la década de los cincuenta del siglo pasado, en la que se introdujeron forjados de hormigón que alteraron los espacios existentes. También se modificó el número y proporción de las diferentes plantas y se añadió el almenado actual, que en esta ocasión no ha querido retirarse debido a que forma parte ya del imaginario colectivo. 

En el 2006 se produjo otra actuación promovida por la Dirección General de Patrimonio en la que se eliminaron los forjados de hormigón y las escaleras y se recuperaron los niveles originales de las salas. También se eliminaron otros elementos extraños.