Burgos «hace justicia» a las víctimas del Yak-42

I. Elices / Burgos
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El monumento de Cristino Díez luce desde ayer en la calle San Roque para «saldar una cuenta pendiente» que Burgos tenía con los fallecidos en el accidente de hace una década

Varios de los asistentes depositaron ramos de flores junto al monumento - Foto: Diario de Burgos

Pocos burgaleses han olvidado u olvidarán el trágico accidente del Yak-42, en el que hace 10 años perdieron la vida 62 militares españoles, 20 ellos destinados en la base de Castrillo del Val. A primera hora de la mañana llegaba la noticia de que el avión -procedente de Afganistán- se había estrellado entre la niebla cerca del aeropuerto de Trabzon (Turquía). El dolor envolvió a las familias de las víctimas, pero los burgaleses también fueron partícipes de esa conmoción.

Una década después -el pasado 26 de mayo se cumplió el décimo aniversario de la tragedia- Burgos «salda una cuenta pendiente» con los militares fallecidos y sus deudos, según señaló ayer el alcalde de la ciudad, Javier Lacalle, en la inauguración del monumento a los caídos del Yak-42. Los familiares y vecinos de la capital se ‘vistieron’ de luto para rendirles homenaje en la calle San Roque, en cuya glorieta central (la de Alcampo) el escultor Cristino Díez ha erigido un ‘panteón’ abstracto en recuerdo de los 62 fallecidos en el accidente. La obra no tiene «ninguna pretensión realista, para que la gente lo interprete a su manera», dijo el escultor.

Como autor, ofreció su explicación. Admitió el carácter «agresivo» de la escultura, porque «la desgracia, el accidente es agresivo». Pero entre las puntas de lanza que se elevan hacia el cielo -reflejo de esa violencia- incorpora un símbolo de la «esperanza», una esfera, «que contiene la energía» para superar estos trances.

Es la ciudad y no el Ministerio de Defensa -a pesar de que ha prestado toda su colaboración- la que ha impulsado la instalación de este monolito. Lacalle recordó cómo se gestó la idea. Fue en un Pleno Municipal hace dos años, cuando era alcalde todavía Juan Carlos Aparicio. En el último homenaje a los militares caídos en el cementerio de Burgos -celebrado en noviembre de 2012- el actual regidor municipal comentó sus planes al general Miguel Alcañiz, jefe del Mando de Fuerzas Pesadas y comandante militar de Soria, Burgos y Cantabria, quien acogió el proyecto con satisfacción.

El alcalde, asimismo, agradeció la implicación de la oposición, en especial del portavoz del PSOE, Luis Escribano, que aceptó la idea «con entusiasmo». También alabó la colaboración de Salvador de Foronda, como pieza imprescindible en la coordinación del Ayuntamiento con el Ejército. Y por supuesto, elogió la obra de Cristino Díez.

Con el monumento, «se hace justicia expresa» con las víctimas y sus familias, afirmó Lacalle, quien recordó que, no obstante, «siempre han tenido el cariño de la ciudad». Asimismo, aseguró que todos los burgaleses, «al pasar por un lugar tan transitado» como lo es la glorieta donde se ha colocado el monolito, «se acordarán de quienes murieron por España y para ayudar a quienes lo pasaban muy mal lejos de nuestras fronteras».

El general Miguel Alcañiz agradeció a los burgaleses su aliento, porque el Ejército «necesita el apoyo del pueblo al que sirve». «Uno no muere mientras se le recuerda», afirmó, para indicar después que los militares fallecidos en  Turquía «siempre estarán en nuestros corazones». A partir de ahora, «cuando pasemos por aquí, nos acordaremos de ellos», indicó.

En el acto -entre civil y castrense- Lacalle y Alcañiz descubrieron la placa en la que aparecen los nombres de las 62 víctimas, que estaba cubierta con una bandera de España. El alcalde entregó después la enseña a los familiares que se acercaron hasta la calle San Roque, visiblemente emocionados con el homenaje.