Detenido tras disparar al director de una oficina bancaria en calle Madrid

I. Elices / Burgos
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En la UCI. Miguel Ángel Vivar recibió un balazo en el cuello que salió por el hombro. Fue operado y se encuentra grave pero estable

Los servicios médicos de Sacyl introducen en la UVImóvil la camilla con el director de la oficina de Caja Laboral herido. - Foto: Jaime de Torre Ruiz

La sucursal de Caja Laboral en la calle Madrid (número 27) había abierto sus puertas al público hacía hora y media. A las 10,30 un sujeto de baja estatura (1,60) y pelo blanco entró en la oficina empuñando un revólver. Intimidó con el arma a los presentes, dos clientes, una empleada y el director. Éste comenzó a forcejear con el atracador, quien apretó el gatillo y dejó malherido a su oponente. Miguel Ángel Vivar Quintana, de 39 años, recibió un disparo cuya bala entró por la cara anterior del cuello y salió por el hombro izquierdo, provocándole un neumotorax en el pulmón. Ayer era operado de urgencia en el Hospital Universitario, está ingresado en la UCI y se encuentra estable, según pudo saber este periódico.

Entre el propio director -pese a estar herido-, un cliente y la empleada lograron casi reducir al ladrón. Poco después, varias dotaciones de la Policía Nacional y Local se presentaban en el lugar alertados por un aviso al 112. Los agentes vieron cómo dos personas ensangrentadas se peleaban en el suelo. Los funcionarios se hicieron con la situación, mientras el encargado de la oficina se desplomaba. Arrebataron la pistola al hombre, le esposaron, fue conducido hasta un coche patrulla y luego hasta la Comisaría.

El atracador es Enrique Vicente Grueso, natural de Duruelo de la Sierra, municipio soriano muy cerca del límite con Burgos. Con numerosos antecedentes, se trata del mismo individuo que el lunes por la tarde entró a punta de pistola en Viajes Barceló, en la calle Eduardo Martínez del Campo. Durante el forcejeo sufrió algún rasguño, de ahí que las primeras versiones hablaran de dos heridos.

Al margen del director y ese cliente, se encontraba en la sucursal una mujer de edad avanzada que sufrió un ataque de ansiedad. La otra empleada que estaba dentro contribuyó también a reducir al hombre y se encargó de atender a la anciana en un principio, hasta la llegada de los servicios médicos, minutos después.

La calle Madrid, en el tramo entre la farmacia ubicada en el número 29 y el bar Niágara, se convertía en un escenario de película. A los numerosos coches de policía se unían varias ambulancias, pues las informaciones iniciales eran confusas y Sacyl se temía que pudiera haber varias víctimas. Y es que a las 10,30 los testigos hablaban de un tiroteo. Una vez estabilizado el director de la sucursal, fue trasladado en camilla hasta una UVI móvil y después evacuado al Hospital Universitario.

La Policía Nacional acordonó la zona, impidiendo el paso a los peatones no solo en la acera de los impares sino también en la de enfrente. Numerosos vecinos de la zona sur se congregaron tras el cordón policial para interesarse por lo que había pasado.

Varios efectivos de la Brigada de Policía Judicial de la Comisaría llegaron hasta el lugar para reconocer la escena de los hechos. Según un testigo, en la zona de la oficina situada nada más entrar a la izquierda había un gran charco de sangre. A ellos se unieron investigadores de la Policía Científica, cuyo trabajo no terminaría hasta casi las 14,30 horas. Su empeño se centró, sobre todo, en hallar la bala que hirió al director de la sucursal, ya que entró y salió de su cuerpo. Tuvieron que picar en varios sectores del techo de pladur para encontrar el proyectil, prueba que será utilizada contra el atracador en el proceso judicial, si bien los hechos parecen estar bastante claros. Entre las imágenes de las cámaras de seguridad y los testimonios de los presentes, la Policía Nacional espera conocer en qué circunstancias se produjo el forcejo, el motivo por el cual el director y el atracador se enzarzaron en una pelea. Asimismo, la Comisaría   trata de dar con el lugar en el que se hospedaba el ladrón -un hostal, quizá una pensión- a fin de determinar  si llegó a Burgos con intención de quedarse una temporada y portaba más armas.

El ladrón, Enrique Vicente Grueso, salió de la prisión de Reus hace unos dos meses, tras cumplir una condena de 10 años y medio por delitos de la misma naturaleza, atracos a bancos sobre todo. Volvió a su pueblo, Duruelo de la Sierra (Soria), para cumplir una condena de trabajos para la comunidad pintando puentes para el Ayuntamiento. El alcalde de esta localidad próxima a la frontera con la provincia de Burgos recibió una llamada de la prisión de Soria en la que le comunicaban que esta persona -nacida en el pueblo y emigrada después a Cataluña- había solicitado cumplir esa pena en el municipio, donde habita una hermana.

Durante las últimas semanas ha vivido en la que fuera casa de sus padres. Al regidor municipal le extrañó no haberle visto por la localidad los dos últimos días. Lógico, al menos desde el lunes se encontraba en Burgos. A las 20,30 de ese día entraba con su revólver en la oficina de Viajes Barceló en la calle Eduardo Martínez del Campo. Obligaba a la empleada a meterse en el almacén situado en la parte trasera y, mientras, él registró todos los muebles de la zona de atención al público. No había efectivo y se fue sin botín. Varias unidades de la Policía Nacional y la Local estuvieron buscándole esa tarde y esa noche. Ayer volvía a las andadas, con menos suerte. La cárcel le espera de nuevo.