El callejón de las brujas: diez años dando miedo

H. J. / Burgos
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La calle Embajadores fue cerrada en 2005 ante el peligro de ruina de los edificios aledaños. El nuevo PGOU salvó el trazado medieval pero los solares contiguos siguen abandonados

El ‘callejón de las brujas’ da miedo. Incluso a plena luz del día, sin sugestiones paranormales ni traumas infantiles de por medio. El temor real es a cortarse con un cristal de los que alfombran el suelo, a golpearse con las estructuras metálicas que apuntalan los pocos edificios que quedan frente a Santa Águeda o a que las piedras se vengan encima.

La calle Embajadores, popularmente conocida con ese sonoro nombre que evoca cuentos y leyendas, cumple este año una década tapiada. En agosto de 2005 el Ayuntamiento decidió cerrarla para prevenir posibles accidentes motivados por la situación de ruina de los edificios situados frente al muro norte de la iglesia de Santa Águeda.

Entonces se suponía que aquella era una medida provisional, hasta que se reconstruyera una zona que había perdido el estilo medieval y había sido pasto de la paulatina degradación de sus edificios, bien por desidia de sus propietarios o por las circunstancias de envejecimiento o falta de posibilidades económicas de sus moradores. Pero 10 años después la calle sigue cerrada y en un estado aún peor.

En los últimos meses alguien ha realizado agujeros en las tapias situadas en la parte superior de la calle y en la intermedia. Gracias a ellos se ha recuperado, por ejemplo, una bonita vista de la fachada de Santa María de la Catedral. Solo han respetado la tapia más baja, pero con las otras dos aberturas han conseguido crear un fondo de saco ideal para realizar botellón. Así lo atestiguan numerosos restos de botellas y latas desperdigados por la zona, así como un viejo colchón. A su lado están tirados unos cuantos capiteles, que parecen antiguos y quién sabe si artísticamente valiosos, que podrían proceder de los derribos de las casas que un día configuraron este rincón auténtico.

La destrucción de la calle Embajadores se concentró en unos años en los que la ruina se apoderó de los números situados entre el 41 y el 49 de la calle Fernán González, dirección que compartían varios de los edificios de Embajadores, configurados como inmuebles muy alargados a la vieja usanza de las calles antiguas. Unas construcciones se apoyaban en otras y fueron cayendo como un castillo de naipes, entre no pocas polémicas y los intentos de defensa en los juzgados de algunos de sus últimos ocupantes.

No lo consiguieron, y el entorno quedó convertido en un enorme solar vacío, ahora pasto de la maleza, del que únicamente se conservan algunos restos de muro y fachada orientados hacia Embajadores, gracias a que Patrimonio ordenó conservarlos. Los pisos bajos estaban en mejor estado e incluían un zócalo muy antiguo, con un par de arcos, que los técnicos municipales dataron entre los siglos XVI y XVII y señalaron como «raros ejemplos» de aquella época en Burgos. Y esos que se han salvado, son los que están apuntalados e incluso en sus piedras se observa una numeración con spray que alguien realizó para, supuestamente, conservar la disposición de la fachada si había que desmontarla y reponerla de nuevo.

El nuevo Plan General de Ordenación Urbana mantiene las alineaciones para que el trazado del callejón se conserve como está. No fue así desde un primer momento. En las primeras versiones del PGOU se pretendía ensanchar la calle y edificar más altura en los edificios circundantes, pero una alegación del exconcejal de IU Jesús Ojeda lo evitó. Se trataba de que no perdiera «todo el encanto de esta calle con hondo sabor medieval», explica ahora Ojeda, lamentando que la degradación no haya podido detenerse.

PRÓXIMA CONSTRUCCIÓN

En 2002 los vecinos del entorno ya denunciaron el preocupante estado del callejón de las brujas y lamentaron que esta zona no entrara en los planes del Área de Rehabilitación del Centro Histórico (ARCH) que tantos beneficios trajo para otros rincones medievales del entorno de la Catedral. Tres veranos después, lejos de mejorar la situación ha empeorado, pero podría tener visos de solución a corto o medio plazo.

Desde el mes de noviembre el cartel de una promoción inmobiliaria destaca en la parte del solar que da a Fernán González. Anuncia la próxima construcción de 17 viviendas a partir de 171.000 euros (más IVA), y fuentes de la empresa que los impulsa (Mountain View) confirman que sus intenciones se mantienen. Actualmente están tramitando la licencia ante el Ayuntamiento de Burgos y sus cálculos pasan por comenzar las obras «o justo antes o justo después del verano», dependiendo entre otras cosas de la agilidad en la concesión de los permisos.

Su levantamiento contribuiría decisivamente a la regeneración del entorno, pero las mismas fuentes reconocen que se trata de un proyecto delicado por llevarse a cabo en un entorno protegido, al pie del Camino de Santiago y afectado por el entorno de Bien de Interés Cultural.