España: un desierto en 2050

Agencias
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Los expertos advierten de que, si no se toman medidas inmediatas contra los efectos del calentamiento global, el clima del país se asemejará al de Marruecos a mediados de siglo

Todo el sur de Europa y, particularmente España, es una zona especialmente vulnerable al impacto del cambio climático. Un problema real que, en un futuro no muy lejano, podría poner en jaque a sectores económicos tan trascendentes para las finanzas patrias como la Agricultura, la Pesca o el Turismo, que correrían un serio riesgo de sufrir pérdidas millonarias, traducidas en un consiguiente descenso de los puestos de trabajo en estos ámbitos.

Esta es la alarmante conclusión que se desprende de un informe, recientemente presentado bajo el título Cambio Climático en Europa 1950-2050. Percepción e impactos, elaborado por el climatólogo y miembro del Panel internacional para esta materia de la ONU, Jonathan Gómez.

Este estudio pretende hacer un exhaustivo análisis de las consecuencias del cambio climático registradas desde 1950 hasta la actualidad, así como de las que están por venir, si no se toman las medidas necesarias para frenarlo. De este modo, tal y como refleja el documento, la repercusión en el sur del Viejo Continente y en España de la evolución de las temperaturas y precipitaciones es y será especialmente significativa.

Así, Gómez resalta que los peores impactos vendrán como consecuencia de la subida del registro térmico y la bajada del pluviométrico, que causarán la desaparición de determinadas especies de flora y fauna que no tengan una alta capacidad de migración o la transformación del medio rural.

Esto implicará, no solo daños en la naturaleza, sino también en sectores económicos como la Agricultura, la Pesca y el Turismo. Además, el cultivo de la vid o de los cítricos, sellos de identidad nacionales, podría verse seriamente afectado o trasladarse hacia zonas del norte de Europa.

Para abordar estas cuestiones, el documento hace una proyección de la repercusión que tendrá el calentamiento global sobre el territorio europeo y, concretamente, el español, de aquí a 2050. Y es que, como asevera este experto, «con un aumento de temperatura de dos grados, el sur de Europa tendría un clima parecido al del norte de África, mientras que el del norte del Viejo Continente sería similar al que goza en la actualidad la zona sur».

Para evitar este escenario, Gómez propone transformar el modelo productivo y de consumo actual, en particular el energético y el alimentario, con el fin de disminuir el impacto en las temperatura media del planeta.

De acuerdo con el informe, los ecosistemas acuáticos continentales y las zonas costeras sufrirían de forma muy intensa este problema, y muchos podrían desaparecer. Del mismo modo, los bosques tendrían que hacer frente a un mayor número de sequías e incendios forestales, y los ambientes de alta montaña podrían quedar exentos de nieve y glaciares en prácticamente todas las zonas de Europa.

Para comprenderlo, este investigador explica que, en el Viejo Continente, el ritmo del calentamiento ha estado 0,2 grados centígrados por encima de la media mundial, siendo la década 2002-2011 la más cálida registrada en la zona, pues 13 de los 14 años más calurosos de ese período se registraron en el siglo XXI. Además, la temperatura media española aumenta más de 0,5 grados cada 10 años desde el inicio de la centuria.

LOS SÍNTOMAS. El estudio enumera los signos que el cambio climático ya está provocando y que permiten prever lo que va a ocurrir en 2050. Por ejemplo, indica que el número de desastres naturales asociados a esta situación en Europa ha aumentado en los últimos años. Solo entre 1998 y 2009 afectaron a más de 11 millones de personas y ocasionaron unas pérdidas de 150.000 millones de euros.

El documento también informa de que la subida de las temperaturas y las sequías ha provocado un crecimiento de los incendios forestales. Desde 1990, los 38 grandes desastres ocurridos en Europa ocasionaron la muerte de unas 300 personas y unos 6.916 millones de euros en daños materiales.

En el sector agrario español, por ejemplo, la ola de calor de 2003 produjo 800 millones de euros en pérdidas, redujo un 30 por ciento el suministro de forraje a la ganadería, así como una disminución de un 20 por ciento de las aves de corral y un 30 por ciento en la producción de la patata.