La sombra de Macron oscurece su mandato

SPC
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El escolta que durante dos años ha velado por la seguridad del presidente galo podría llevarle a su peor crisis por el escándalo protagonizado al golpear a dos manifestantes el pasado mayo

A tres pasos de distancia de Emmanuel Macron, Alexandre Benalla avanza en paralelo al recién entronizado presidente por el patio del Museo del Louvre de París aquella noche del 7 de mayo de 2017 en la que Francia estrenó jefe de Estado.

Esos tres pasos de distancia -que se fueron repitiendo en cientos de ocasiones en los meses sucesivos y que se habían multiplicado también durante la campaña- se convirtieron en el capital que encumbró a este guardaespaldas, que entonces tenía 25 años.

En una república como la gala, plagada de guiños monárquicos, la cercanía con la corona engendra poder y, al calor de la confianza del jefe del Estado, Benalla ascendió tanto que se acabó quemando.

El hombre que hasta hace unos meses hablaba con displicencia a gendarmes y policías, cubierto por el aliento presidencial, se encuentra ahora defenestrado, abandonado por su mentor e imputado por la Justicia después de haber golpeado con violencia a dos manifestantes durante las protestas del pasado 1 de mayo en París.

Nadie es capaz de determinar el papel exacto de Benalla a la sombra de Macron: unos lo sitúan como su guardaespaldas de confianza y otros, como el encargado de crear un cuerpo parapolicial al servicio de su jefe.