La crisis aún no ha terminado para el ámbito de la I+D+i, que acusa la drástica caída de las inversiones privadas y la financiación pública de los últimos años tanto a nivel nacional como también en el local. En 2015 se solicitaron 2.882 solicitudes de patente en España, un 5,9% menos que durante el ejercicio anterior. La aportación de Burgos a este esfuerzo innovador fue además paupérrima: 14 demandas, 9 de las cuales tienen el mismo origen: la Universidad. Se trata de un registro muy alejado de las 24 solicitudes que se registraban hace apenas tres años y de la veintena que se suelen presentar por ejercicio como media.
La tendencia descendente en la provincia tampoco se corresponde con la de Castilla y León, que terminó 2015 con 114 peticiones de patente, 19 más que las del año precedente. La mayor parte de ellas se presentaron desde Valladolid (48), aunque León (17) y Salamanca (16) también superan la actividad investigadora local. No obstante, Castilla yLeón apenas representa un 4% de esta demanda de propiedad industrial, campo que lideran las comunidades de Madrid (523), Cataluña (464) y Andalucía (442), según el balance anual de la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM). Las tres sufren descensos significativos en el balance.
Nueve de las 14 solicitudes de patente han salido de la UBU, que mantiene el ritmo de los últimos años. Las 5 restantes están siendo tramitadas de forma individual por profesionales de diversos ámbitos, entre ellos los de la ingeniería o el de la medicina, este último para la mejora y renovación de tratamientos que dispensan en sus clínicas privadas. Las empresas industriales, tradicionales usuarias de esta fórmula de proyección de sus innovaciones, han ido desaparecido del listado del OEPM en los últimos años.
Desde la Universidad, según consta en su cartera de patentes y modelos de utilidad de la institución, la investigación avanzada en el último año se ha enfocado a campos muy diversos como el de las poliamidas (fibras sintéticas); los morteros para la construcción basados en residuos de pizarra, poliuretano o áridos de reciclaje;la cirugía ortopédica o la farmacia; sin olvidar nuevos sistemas eléctricos o incluso un freno regenerativo para su uso en las bicicletas.
Afortunadamente, los modelos de utilidad, las protecciones de menor rango inventivo que la patente, muestran una tendencia al crecimiento en la estadística. Según los registros de la OEPM, el pasado ejercicio se presentaron 21, frente a los 15 y los 12 de los dos años precedentes.
Europa. La crisis en la patente de ámbito nacional contrasta con el auge de la europea. De hecho, el optimismo imperaba el pasado jueves en la presentación en Bruselas del informe anual de la Oficina Europea de Patentes (OEP), dado que España había tramitado un 3,8% más de solicitudes de protección en la UEen 2015, hasta alcanzar las 1.527, después de tres años de descensos. Pese a ello, la contribución de nuestro país comparada con el resto de vecinos es aún muy baja.
La explicación de este auge - que no se detalla en datos provincializados por parte de la OEP- radica en que las empresas antes mencionadas han optado por la patente europea como una alternativa de propiedad industrial más acorde a su estrategia de internacionalización y apertura de mercados, en algunos casos arropada por la financiación del Programa Horizonte 2020 de la Unión Europea.
Los campos predominantes de innovación de la OEPson el de la tecnología médica (que representa el 11% de las solicitudes), seguido de la comunicación digital (3,2%) y la informática (7,8%), sin olvidar ámbitos tradicionales como el de la maquinaria, la electrónica o la farmacia, entre otros.
Marcas. Donde sí muestra un gran dinamismo la OEPM es en la solicitud de marcas y nombres comerciales, que alcanzan las 50.000 peticiones a nivel nacional. Las primeras, que identifican a un nuevo producto o un servicio en el mercado, han crecido un 10% en el último año en Burgos hasta alcanzar las 286, confirmando una tendencia creciente al calor de la recuperación económica y el aumento de la carga de trabajo. También crecen en la misma proporción los nombres comerciales, hasta alcanzar las 54 solicitudes el pasado año. Madrid y Barcelona lideran este ámbito.