Una ruinosa 'libertad'

Javier M. Faya (SPC)
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Pese a la euforia con la que Mas vendió hace días el 'Libro Blanco de la transición nacional', una hipotética independencia supondría un duro golpe para las finanzas de la comunidad

Una ruinosa ‘libertad’

Hace ya casi un mes, mientras el Constitucional aplastaba la consulta soberanista, la Generalitat presentaba el Libro Blanco de la transición nacional, una compilación de informes apadrinada por Mas que pretende demostrar la viabilidad de una Cataluña independiente. Entre los documentos sobresale el número 7:reparto de activos y pasivos en caso de secesión.
El trabajo obvia lo esencial: las cifras que describen la sombría realidad financiera de una Generalitat que, si ahora mismo ya no puede hacer frente a su propia deuda, menos aún lo haría si a ésta se le sumase la parte proporcional de la del conjunto del Estado. Según los últimos datos del Banco de España, la región acumula un pasivo de 61.836 millones de euros; un 32,1 por ciento de su PIB;cuatro veces más que en la última década. Con los mercados cerrados a cal y canto, solo puede hacer frente con la asistencia de los préstamos del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA)... que da el Estado. 
A su propia carga financiera, la región asumiría también parte de la deuda del Estado. Así, se dispararía hasta el 145 por ciento de su PIB.
Ya todo esto hay que añadir un dato fundamental:la fulminante expulsión de la UE y su imposible regreso, ya que hace falta la unanimidad de todos los Estados miembros. La nueva Cataluña iría hacia atrás, hacia la España del 86, quedando separada de sus vecinos por el arancel exterior de la Unión, dejando de aplicarse su legislación, quedando fuera de los Fondos de Cohesión y de los otros de los que dispone Bruselas para combatir la crisis, como recuerda el economista Álvaro Lodares, que añade que podría usar el euro, aunque no gozaría de protección alguna, dependiendo de su balanza de pagos: «Si como es previsible, la misma fuera deficitaria, la oferta monetaria tendría que decrecer y el ajuste tendría que venir o deprimiendo precios y salarios, o devaluando ese euro. Las pensiones, las nóminas y las prestaciones por desempleo serían muy difíciles de asumir». 
Tras calificar de «engaño» la propaganda nacionalista sobre las balanzas fiscales, el autor de Pobreza y mercado recuerda que la comunidad que más aporta es la... madrileña. Quizás por su riqueza se está produciendo, desde hace más de un año, y poco a poco, un trasvase de Barcelona a la capital. De hecho, un diario publicó recientemente que Volkswagen, CaixaBank y Sabadell abandonarán Cataluña si hay independencia. Yes que todas la firmas automovilísticas han acelerado el diseño del plan de contingencia para trasladar su sede desde El Prat de Llobregat (Barcelona) a la capital de España. Freixenet, buque insignia de la marca Cataluña, lo dijo claro hace unos días por boca de su presidente, José Luis Bonet:quiere que todo siga igual.
Otro punto interesante es el del turismo, que el frente secesionista ve como su joya de la corona. De hecho, Cataluña es la región más visitada por los extranjeros... y por el resto de españoles. Como recuerda Lodares, en 2012, recibió 4,08 millones de turistas de otras comunidades que allí dejaron 710,6 millones de euros. ¿Subiría la cifra tras una traumática separación?
Finalmente, el colaborador de Gestiona alude a las exportaciones, donde el resto de España es el mejor cliente de Barcelona. Diversos estudios apadrinados por la Generalitat fijan, de forma arbitraria, en un 18 por ciento lo que decrecerían con la secesión. «Sería más del doble en sectores agrícolas, industriales y de servicios», apostilla. Esos cerebros aseguran que se podrían bajar los precios para ser competitivos... ¿Pero por dónde se metería la tijera? Efectivamente, en los salarios. La pregunta es obligada:¿saben adónde se meten? 
Por de pronto, Moody’s prometió el pasado martes no bajar la calificación si no hay divorcio...