Alas hay con forma de pingüino o totalmente transparentes. Ejemplares más pequeños que un céntimo de euro y otros más grandes que la palma de una mano... el mundo de las mariposas es capaz de casi todo, y en Bugedo, en concreto en el Monasterio de Santa María de los hermanos de La Salle, puede recorrerse medio mundo a través de estos insectos alados que tanto han cautivado a algunas personas que se han convertido en buscadores permanentes de nuevos ejemplares confirmando unas colecciones magistrales.

Uno de ellos es el hermano Pantaleón Palacios, que durante décadas se ha dedicado a coleccionar ejemplares de todos los rincones del mundo, y que tiene en el complejo religioso de esta pequeña localidad burgalesa una muestra que acoge a más de 3.000 ejemplares, cada cual más asombroso. En una pequeña estancia del primer piso del Monasterio se exhiben perfectamente disecadas y conservadas en sus cajas acristaladas mariposas y otros insectos cuya existencia para muchos es inimaginable.

La muestra permite un recorrido por varios continentes, con ejemplares de las zonas más cálidas del planeta, donde por lo general las mariposas son de mayor tamaño. Y es que el hermano Pantaleón Palacios aprovechó su presencia como misioneros a la selva amazónica de Perú para recopilar muchos ejemplares, gracias a los cuales también pudo hacer posteriormente intercambios conformando una colección que dispone de ejemplares de todas las regiones entomológicas: Holártica, Neotropical, Africana, Asiática y Australiana.

Es complicado no quedarse con la boca abierta en esta única muestra, viendo por ejemplo las llamadas Morphos, con un color azul metálico que enseguida llama sobre ella la atención.

Para los expertos es sin duda una enciclopedia en tres dimensiones del mundo de los lepidópteros, mientras que para los profanos supone una mezcla entre la contemplación de los mil y un detalles de estos bellísimos ejemplares y la admiración de cómo estos insectos son capaces de imitar a la perfección su entorno para poder pasar desapercibidos bien para defenderse de sus predadores o bien para atacar a sus víctimas.

Decenas de ejemplos hay de lo anterior, como las mariposas que de forma perfecta se agarran a una rama de un árbol, pliegan sus alas y se adaptan perfectamente a la forma y colores de una hoja de un árbol, mimetismo que incluso es muy complicado de apreciar por el ojo humano a apenas veinte centímetros del cristal. Y otras que imitan a espinas, las que son iguales que una flor, la que se asimila a un pájaro... y así, por miles.