La Fábrica de la Moneda producirá un 40% más en 2019

J.M.
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La planta burgalesa realizará el próximo año papel para 2.700 millones de billetes gracias a las últimas inversiones. Su apuesta por el exterior le ha llevado a abrir oficinas comerciales en Filipinas y Perú

La Fábrica de la Moneda producirá un 40% más en 2019 - Foto: Luis López Araico

La planta burgalesa de la Fábrica de la Moneda ha entrado ya «en una nueva era». La puesta en marcha de la nueva máquina de papel, en la que se han invertido 27 millones de euros, posibilitará ya que el próximo año salgan de las instalaciones de la avenida de Costa Rica alrededor de 2.700 toneladas de papel moneda, el equivalente a 2.700 millones de billetes. Una cifra que supondrá un incremento en la producción del 42% respecto a los ejercicios previos a esta apuesta por la modernización de la planta y que dibuja ya la senda del futuro de la factoría.

Pese al notable incremento de la producción, 2019 será, según detalla el director de la planta burgalesa, Antonio Olmos, un ejercicio «de transición» en el objetivo por alcanzar las 3.200 toneladas de papel moneda al año (el máximo de la capacidad productiva). Porque es esa cifra la que hay que alcanzar para hacer rentable la inversión y viable la instalación. Toca «afinar» el proceso productivo, dar un salto en la política comercial y entrar de nuevo en un mercado en el que la fábrica ha estado poco menos que ausente durante el último año. Instalar la nueva máquina, tarea que no ha sido sencilla y que no ha estado exenta de dificultades, ha conllevado un cierto parón que en los próximos dos años toca revertir. «Ahora hay que dar el do de pecho», defiende.

Olmos recuerda como clave la decisión que se adoptó en los años 2005 y 2006 para el futuro de la fábrica de papel de Burgos. Las instalaciones se estaban quedando obsoletas y era necesario «actualizar la planta para poder seguir suministrando papel, estar en el mercado y poder fabricar la segunda serie del euro». De no haber sido así, habría sido «cuestión de tiempo» tener que parar. Afortunadamente, el actual presidente del Consejo de Administración de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT), Jaime Sánchez Revenga, «entendió la necesidad y defendió esta inversión ante las instancias correspondientes». Entre otras, ante el Ministerio de Hacienda, de quien depende la entidad pública empresarial.

Hoy la realidad es muy distinta. Según defiende Olmos, «lo que tiene la FNMT y el Gobierno de España en Burgos es la planta más moderna y actualizada que puedas encontrar en el sector. Capacitada para producir cualquier papel que pueda demandar el sector». Lo que no quita, tal y como añade, para que se enfrente a un reto superlativo. Porque si antes se producían 1.900 toneladas de papel año, que no servían para mantener un «equilibrio» significativo desde el punto de vista la rentabilidad, ahora hay que llegar a 3.200.

Desde el punto de vista productivo, el aumento de la capacidad va a permitir concurrir a licitaciones a las que antes no podían acudir. Pero es que también la nueva máquina permite acceder a formatos que antes eran inaccesibles. Eso, por no hablar de aspectos como la agilidad, la calidad...

Para ese salto, la apuesta de la dirección hacia la búsqueda de nuevos mercados se antoja esencial. De ahí que una de las primeras decisiones que se han adoptado es la de abrir una oficina regional de ventas en Filipinas y otra en Perú, desde donde se coordinará la actividad con los agentes con los que trabaja la FNMT en Asia y en América del Sur.

salir fuera. Ese paso es importante ya que para la fábrica de papel no es suficiente con la demanda del Banco de España. Esta última es de 900 toneladas al año y no necesariamente todas se tienen que adjudicar a Burgos. De hecho, de las dos licitaciones de este ejercicio, una ha sido para la planta burgalesa (la más importante, para billetes de 50 euros) y otra ha se ha ido a Alemania (la de billetes de 5). Eso sí, también porque las condiciones del concurso imposibilitaban ganar los dos procesos.

Además de la producción para España, la fábrica de papel ha logrado contratos para Bélgica (billetes de 5 y 50 euros), para Grecia (50 euros), para Filipinas, Nigeria... Se quiere entrar en Indonesia y Hong Kong... La idea es atacar todos los mercados que se puedan. Asia, África, América... Buscar contratos tanto de imprentas públicas como privadas.

«Tenemos que ser mucho más activos, más atractivos, abrir mercados nuevos. Ser más agresivos donde ya estábamos y en todos los casos, vendernos mejor», defiende. Para ello, también es necesario, como otro eje, introducirnos «con nuevos elementos de seguridad y nuevos desarrollos y para eso es tan importante para nosotros la I+D y el desarrollo de nuevas tecnologías».

Olmos también detalla que «un cambio tan importante como este tiene que venir también de la mano del apoyo y de la colaboración del personal. Porque son cambios tecnológicos, de actualización, de formación... Existe la necesidad de que nos impliquemos, empezando por mí, para demostrar que ha merecido la pena». Agradece, al mismo tiempo, la implicación tanto de los operarios como del personal técnico.

Es posible que en este periodo de transición siga habiendo dificultades, pero también es cierto que, tras 60 millones de inversión en una década, «dentro de la propia empresa», la fábrica de papel de Burgos «ha cogido un valor adicional y tiene un mayor peso específico en la FNMT».

En Burgos, añade Olmos, «no es que queramos ningún tratamiento excepcional por parte de nadie, pero sí que las autoridades locales tengan la consideración de que esta planta es muy especial. Y algo único que tiene este país».