El Museo de los Aromas de la localidad ribereña de Santa Cruz de la Salceda ya se encuentra a disposición de todos los visitantes que quieran sumergirse en el mundo del que se considera uno de los sentidos más olvidados: el del olfato. Sus responsables, con el Ayuntamiento del municipio a la cabeza como promotor, estiman que pueden contar con una afluencia de público entre las 40.000 y las 50.000 personas. Esta cifra la ofrecen tras un estudio de los visitantes que se han acercado a distintas exposiciones temporales relacionadas con los olores, como la promovida por la Fundación La Caixa o la de la Casa de las Ciencias de Logroño, donde la primera recibió en un mes en la localidad madrileña de Coslada 4.450 visitas y la segunda en cinco meses 18.000 en Logroño.

El interés de la gente por esta iniciativa quedó palpable ayer durante la inauguración del espacio museístico, aunque la importante afluencia de vecinos pudo deberse en gran parte a la presencia, como madrina de esta iniciativa, de la periodista Mercedes Milá. La conocida presentadora derrochó naturalidad y asistió al acto inaugural, que comenzó con la actuación de la soprano local Socorro Segura, que dio paso a las palabras de bienvenida del alcalde de Santa Cruz, Juan Manuel Gil, que creyó esta iniciativa desde sus inicios.

En la intervención de la directora del museo, Concha Vargas, se repitieron los agradecimientos a toda la gente que ha hecho posible este museo, implicándose de lleno con este proyecto que busca dinamizar el turismo en esta localidad con un museo único en Europa y que contará con una línea de investigación muy interesante. «Estamos en contacto con la Red Olfativa Española, que está compuesta por científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ni más ni menos», destacó.

olor a flores. La madrina del Museo de los Aromas, Mercedes Milá, confesó que para ella es muy importante el olor. Tanto que, como aseguró en las palabras que compartió con los presentes, ella siempre tiene en su camerino nardos frescos por el aroma que desprenden. «El olor de las flores me embriaga, me sugiere mucho y me es muy agradable, porque yo soy muy maniática para los olores; el único que no me gusta, le tengo una manía horrorosa, el de la cebolla cruda», aseguró Milá.

A lo largo del recorrido que realizó por el museo, la periodista descubrió la denominación del olor a tierra mojada, que le llamó mucho la atención, el petrichor, y no paró de repetir que el peor olor es el del tabaco, siguiendo con su cruzada personal en contra del tabaquismo, tanto que no quiso oler el recipiente que lo contiene en la muestra.