Al igual que ocurrió el sábado con la procesión de la Soledad, la lluvia volvió a ser ayer la indeseada invitada en el Anuncio Pascual e impidió que el Cristo Resucitado de la Iglesia de la Sagrada Familia y la Virgen de la Alegría de San Nicolás de Bari pudieran danzar por primera vez juntos a los pies de la Catedral. El agua, sin embargo, no fue obstáculo para que los feligreses, de puertas para dentro, celebraran con entusiasmo el regreso a la vida de Jesucristo.
Una vez que a primera hora de la mañana la Junta de Semana Santa anunció la suspensión de la procesión, en San Nicolás de Bari se prepararon para celebrar una Eucaristía que culminaría con un recorrido por el interior de la parroquia con la virgen en andas.
En la homilía, el párroco de la Iglesia de San Nicolás, que también es la máxima autoridad eclesiástica de San Esteban y Santa Águeda, celebró «la victoria de Jesús» en «un día con mayúsculas» para los católicos, en el que «se manifiesta el poder y el amor de Dios». Un momento clave en la fe cristiana que, según explicó Elías González, responde a la pregunta de «cómo es posible que Dios no haga nada ante esta atrocidad».
El tintineo de las pequeñas campanas que hacían sonar algunos feligreses en el interior del templo se mezclaba con el intenso repicar de la Catedral que penetraba en el interior de San Nicolás.
Tras la misa, ya con todos los cofrades preparados para procesionar por el interior del templo, sonaban los acordes de la Asociación de Danzas María Ángeles Saiz que bailaban a ritmo y con una vela iluminada en la mano las jóvenes muchachas de la agrupación.
Entre una canción y otra, el párroco tomaba la palabra y dirigía la coral de fieles haciendo cantar en unos momentos a los hombres y dejando acto seguido el protagonismo para las mujeres. Entre cánticos de glorias y aleluyas a María, la Virgen de la Alegría volvía a ser depositada en unas andas situadas junto al altar que preside la imagen de San Nicolás. El acto concluyó con vivas a la Virgen de la Alegría y también a Jesús resucitado.
NOVEDADES. Por primera vez la procesión fue presidida por una gran cruz de plata de la Iglesia de San Esteban al considerar el párroco que ocasiones como la de ayer bien merecen que sean celebrados con las mejores joyas de la Iglesia.
Este es uno de los cambios que ha introducido Elías González desde que recientemente fuera elegido como nuevo párroco de San Nicolás. Otra de las novedades en las que trabaja desde hace tiempo es en intentar potenciar el Museo de Tapices. Para ello, entre otras cosas, está restaurando algunas figuras que quiere que estén en su interior junto a algún que otro cáliz y alguna otra joya de valor. La idea es que esté listo para el verano y que se cobre 1,5 euros de entrada. La visita a la Iglesia será gratuita.