Estados Unidos vive una «creciente crisis humanitaria y de seguridad» que pone en peligro a todos los ciudadanos. Así se expresó ayer el presidente del país, Donald Trump, en un discurso a la nación desde el Despacho Oval en el que volvió a despertar los fantasmas del miedo para justificar el levantamiento del muro fronterizo con México.

Esa contrucción, causa de la disputa con los demócratas y que mantiene cerrado parcialmente el Gobierno federal por tercera semana consecutiva, fue el hilo conductor de la breve alocución, en la que el dirigente volvió a vincular las drogas o los crímenes violentos con la llegada de indocumentados desde el sur de su país.

En un alegato enérgico, Trump pintó un oscuro retrato de los inmigrantes ilegales que cruzan los límites territoriales a través de la nación azteca y a quienes trató como asesinos, violadores o traficantes de droga.

Las apuestas previas de los medios de comunicación apuntaban a que el dirigente declararía el estado de emergencia o anunciaría alguna medida nueva, pero nada de eso sucedió y el republicano se limitó a retomar sus duros mensajes contra los sin papeles, a quienes culpa de casi todos los males.

«Todos los estadounidenses se ven afectados por la descontrolada migración ilegal», indicó, añadiendo que ese flujo «reduce los empleos y los salarios». «No tenemos espacio para retenerles y no tenemos forma de trasladarles de inmediato a su país», aseveró. 

Trump recalcó que el cierre del Gobierno permanece debido a los demócratas, que se han negado a brindar apoyo para un muro fronterizo y con quienes se reunirá hoy para reanudar las conversaciones. 

El presidente también destacó la violencia a la que se enfrentan los migrantes en su viaje para llegar a Estados Unidos. «Una de cada tres mujeres son agredidas sexualmente en el peligroso viaje a través de México. Las mujeres y los niños son las mayores víctimas. Esta es la trágica realidad de la inmigración ilegal en nuestra frontera», subrayó. 

Además, apuntó que la frontera es un fácil acceso de drogas -«el 90 por ciento de las drogas entran a través de la frontera sur», aseguró- y que «este año morirán más estadounidenses por drogas que en toda la guerra de Vietnam». 

estado de emergencia. El magnate no declaró el asunto como una emergencia nacional e indicó que el muro se pagará de forma indirecta con el nuevo acuerdo comercial entre EEUU y México. 

Eso sí, mantiene «sobre la mesa» la opción de poner en vigor esa medida de excepción para construir la valla de hormigón, según agregó horas más tarde la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders.

«Es algo que estamos todavía contemplando», afirmó, aunque reiteró que Trump considera como «la mejor solución» alcanzar un acuerdo con el Congreso.