El censo retrocede 7 años y registra la mayor caída desde la crisis

M.J.F. / Briviesca
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Actualmente, residen 7.277 habitantes en la capital burebana, un 3,4% menos que hace un año. La falta de trabajo ha expulsado a 300 extranjeros, que ahora son el 17% de la población

A. Valdrez y A. Ribeiro, portugueses, 38 años en Briviesca. «Somos de braganza y vinimos cuando se hizo la autopista». - Foto: M.J.F.

La última actualización del padrón revela que la población briviescana ha bajado un 3,4% con respecto al año anterior y se ha quedado en 7.277 habitantes (3.588 mujeres y 3.689 hombres). Esta cifra retrocede a niveles de hace siete años y el descenso es el más acusado desde que empezó la crisis económica. El censo comenzó a caer en 2010 pero hasta ahora los porcentajes interanuales de bajada habían alcanzado un máximo del 2%. La merma se explica porque se están agudizando la marcha los extranjeros, principalmente portugueses y marroquíes, según explican fuentes municipales. La falta de trabajo, especialmente en el sector de la construcción que era el principal motor del empleo en la ciudad, les está expulsando a otros lugares. Actualmente, los extranjeros suponen el 17% de la población total briviescana cuando años atrás llegó a rozar el 25%. En cifras, este colectivo tiene actualmente 1.562 personas de 30 nacionalidades distintas. En los últimos doce meses, 300 extranjeros han desaparecido del censo briviescano, si bien hay que señalar que algunos se han nacionalizado españoles y ahora cuentan como nacionales. Las tres comunidades más abundantes siguen siendo la rumana (432 personas), la marroquí (282 personas) y la portuguesa (277 personas).

Alberto Jorge Valdrez y Amparo Ribeiro, portugueses procedentes de la zona de Braganza, son unos de los primeros inmigrantes en llegar a Briviesca. Él vino en 1976 para trabajar en la construcción de la autopista AP-1. Después, fue empleado en una empresa de abonos y semillas y desde hace quince años largos regenta junto con su mujer un hostal-restaurante en la ciudad. Desde hace tres años, ambos tienen nacionalidad española. Al principio eran residentes temporales y luego permanentes. «Estar nacionalizados acarrea ventajas en asuntos como las operaciones bancarias», explican.

Junyi Chen es de lo últimos en llegar a Briviesca aunque lleva en la ciudad desde 2005. Pertenece a la comunidad china que está integrado por 20 personas. Regenta un comercio, como el resto de sus compatriotas en la ciudad, y según explica llegó a España con tan solo 14 años. Su primero destino fue Burgos y luego Logroño para llegar finalmente a Briviesca. Nacido en una pequeña localidad de apenas 1.000 habitantes en el sur de China, afirma que su idea es quedarse en La Bureba. «La gente  es tranquila y alegre y nuestros niños están contentos aquí», apunta. Sus pequeños hablan español y chino y además estudian inglés. «Ellos son el futuro», manifiesta Chen.

Punto de inflexión

Tras veinticinco años de crecimiento sostenido de la población briviescana, en 2010 llegó el punto de inflexión y se invirtió la tendencia. Hasta ese momento, todo hacía pensar que se superaría fácilmente la cota de los 8.000 habitantes pero a día hoy parece inalcanzable. Los datos están retrocediendo y si el empleo sigue cayendo, la población seguirá descendiendo. En solo cinco años, el desempleo se ha multiplicado por dos y ya afecta 900 briviescanos. Quienes más están sufriendo más el zarpazo del paro tienen entre 40 y 54 años y buscan trabajo en el sector servicios.