El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, continúa con su hoja de ruta de negociaciones de cara a formar el próximo Gobierno y ayer fue el turno de dos sectores con gran peso en el engranaje del país, el colectivo empresarial y los dos sindicatos mayoritarios.
Y el primer contacto fue satisfactorio para el socialista y sus planes de formar un Gabinete de izquierdas, ya que el presidente de la patronal CEOE, Joan Rosell, aseguró que no teme la posibilidad de que se acabe formando un Gobierno PSOE-Podemos, aunque advirtió que deberá cuantificarse el coste de cualquier pacto porque lo que, a su juicio, sí sería negativo es incurrir en nuevos déficit y, por ende, elevar aún más el endeudamiento público. Asimismo, el líder empresarial aseveró que tampoco le preocupa si esta situación política acaba desembocando en unas nuevas elecciones generales.
«Ha habido los resultados que ha habido y, a partir de ahí, son los políticos los que, con esta aritmética tan difícil, tendrán que ver si son capaces de arreglarlo. En caso de que no sea así, seguiremos con el trámite ordinario y tendrá que haber nuevas elecciones. Pero demos tiempo al tiempo», señaló.
Por su parte, el presidente de Cepyme, Antonio Garamendi, subrayó que su organización desea una «España fuerte, unida y estable» en la que las compañías puedan funcionar y aseguró que apoyarán «todo lo que implique» esos principios.
«Apostaremos por la estabilidad. Las matemáticas son las que son, y desde la moderación se puede hablar de muchísimas cosas», concretó.
Quienes allanaron claramente el camino hacia un pacto de izquierdas fueron los secretarios generales de CCOO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, respectivamente, quienes consideraron que un acuerdo de investidura y de Gobierno entre PSOE y Podemos sería «relativamente sencillo» de alcanzar siempre y cuando ambas formaciones empiecen a hablar de una vez, y advirtieron de que «sería difícil explicar» a los ciudadanos que hubiera que repetir los comicios, precisamente, por la falta de entendimiento. Así lo explicaron tras reunirse durante hora y media con Sánchez y después de que el pasado martes ya se entrevistaran con el líder de Podemos, Pablo Iglesias, ante quien también manifestaron su deseo de que se logre conformar un Gobierno «de cambio».
Renegociar la deuda. Ambos reconocieron que habían pedido a Sánchez ser «más ambicioso» en algunos compromisos, entre los que destacaron la senda de consolidación fiscal que, a su juicio, deberá ser «aún más flexible» de lo planteado en el programa electoral del PSOE, que se compromete a negociar con Bruselas una senda que no llegue al uno por ciento hasta 2019.
«Hay que acomodar crecimiento y déficit. Y, probablemente, las necesidades de lucha contra el paro, de reparación de los servicios públicos y de trabajo contra la exclusión y la pobreza podría exigir flexibilizar aún más esa senda. Pero será valorable si consigue el objetivo del programa», recalcó Méndez, que recordó que las previsiones del Gobierno son «irreales» como reconoce la propia Comisión al exigir más recortes presupuestarios.