Crece un 20% en un año la instalación de cámaras de seguridad en casas particulares

I. Elices / Burgos
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Más en la ciudad. Las empresas del sector detectan un aumento de la demanda entre los propietarios de pisos en la capital, ya que fue sacudida por las bandas de georgianos en el año 2014

Son múltiples los factores que contribuyen a que los asaltos a viviendas estén disminuyendo en los últimos tiempos, aunque la estadística depare incrementos puntuales como consecuencia de la presencia de bandas muy especializadas en una ciudad en concreto. En el primer semestre de este año los robos en domicilios han caído un 23% respecto al mismo periodo del año pasado. No hay una sola explicación que justifique el descenso. La presencia policial en las calles; la puesta a disposición de la Justicia de las bandas que más han actuado en capital y provincia en los últimos tiempos, o el mayor cuidado que ponen los propietarios de las casas son algunos de los argumentos que explican la tendencia. Y es que el número de dispositivos de seguridad que colocan los titulares de domicilios crece cada año.  Securitas Direct, una de las empresas líderes del sector, revela que en la provincia de Burgos el incremento en la instalación de sistemas de alarma ha aumentado un 20% en el último año, una cifra con la que también está de acuerdo Prosegur.

José Antonio Mantilla, gerente de Securitas Direct en la delegación de Burgos, Palencia y Cantabria, explica que el crecimiento se percibe en todo tipo de viviendas, «pero llama la atención que cada vez más propietarios de pisos se están interesando por poner sistemas de seguridad». No es extraño. Los bloques de edificios de la capital han sido en los últimos años el principal objetivo de las bandas. No hay que olvidar a los dos grupos de georgianos que actuaron en Burgos el año pasado y que asaltaron más de 120 domicilios en distintos edificios y en todos los barrios. No es extraño por tanto ver la plaquita de la empresa de alarmas luciendo en las fachadas de muchos inmuebles. «Es normal pues las puertas, por blindadas que estén, no son obstáculo para muchos ladrones», manifiesta.

En segundas viviendas en pueblos alejados de la capital y en chalés del alfoz «también ha aumentado la demanda de dispositivos de alarma». Al estar lejos de los núcleos importantes de población «están menos vigilados, lo cual facilita las cosas a los cacos». Además, «el miedo a que puedan entrar en casa estando los inquilinos en el interior también lleva a los ciudadanos a colocar estos dispositivos», agrega.

Desde Prosegur indican que es en ciudades y zonas residenciales próximas a las grandes capitales donde están detectando más demanda. Además, añaden que «este año se está invirtiendo la tendencia instalándose un mayor número de equipos en viviendas que en negocios».

El perfil del cliente que solicita la instalación de uno de estos dispositivos es variopinto. Desde las parejas de personas mayores a las que ya les da un poco de miedo vivir solas en  los pueblos, hasta familias de Gamonal que han comprobado en las últimas fechas  que los ladrones no hacen ascos a las casas modestas.

El mercado que las empresas de seguridad han perdido en polígonos industriales, a consecuencia de la recesión económica, lo han compensado en parte con su incursión en el campo. Cada vez más agricultores y ganaderos optan por instalar cámaras de seguridad en sus naves, ante la oleada de robos, si bien éstos han caído desde que la Guardia Civil puso en marcha el equipo Roca, especializado en la investigación de este tipo de delitos.

Tendencia inversa

La instalación de cámaras en las zonas rurales también ha crecido en los últimos tiempos. En estos momentos, las empresas de seguridad mantienen un 70% del negocio en las instalaciones en casas y naves agrícolas, y el otro 30% en empresas, cuando hasta hace poco estaban al 50%, señalan fuentes del sector.

Desde la empresa Enrique de la Fuente sostienen que «la demanda se nota sobre todo cuando se produce una oleada de robos, como las del último año». «En ocasiones solo vienen a interesarse; después algunos contratan y otros no», afirman.

Las cámaras de videovigilancia con detectores de movimiento incorporados se han convertido en los sistemas favoritos de empresarios y particulares. No solo porque son más eficaces, que también, sino porque la nueva normativa -Orden del 18 de febrero de 2011 sobre funcionamiento de los sistema de alarma en la seguridad privada- obliga a las empresas a verificar por voz e imagen el salto de una alarma.

La nueva legislación prohíbe la instalación de marcadores automáticos programados para transmitir alarmas directamente a las dependencias de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Deben ser la centrales de las empresas las que verifiquen los avisos para después comunicarlo al servicio policial correspondiente.

Los sistemas que coloca la empresa instaladora funcionan con detectores de movimiento. En cuanto alguien entra en la casa o en la empresa, el dispositivo se activa y comienza a grabar tanto voz como imagen, que llegan de manera inmediata a la central. Sus técnicos comprueban que se ha producido el allanamiento y telefonean al instante a la Policía. Si llegan a tiempo las patrullas pillan a los ladrones in fraganti. De no ser así, cuentan por lo menos con una grabación en la que aparecen los ladrones, algo que puede facilitar la investigación posterior para atraparles.

Prosegur, por ejemplo, cuenta con sistemas de alarma antiintrusión, conectados a una central receptora de las 24 horas los 365 días, capaces de adaptarse a los requerimientos de cada cliente. Los equipos disponen de sistemas de verificación de imagen, de manera que, ante un salto de alarma, envían una señal a la central, incluyendo un vídeo de 10 segundos, para comprobar la causa y asegurar la inmediatez de la respuesta.  Cuenta con aplicaciones para conectar y desconectar la alarma desde el Smartphone y para que el cliente pueda ver lo que ocurre en su vivienda o negocio.