Cantabria abre la puerta a un AVE 'low cost' pero no por Burgos

H. J. / Burgos
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Un estudio de su Universidad plantea reducir 10 veces el coste combinando tramos nuevos con otros simplemente arreglados aunque se olvida de enlazar con la capital burgalesa

Los cambios de gobierno suelen ser sinónimo de peticiones renovadas, sobre todo si por medio hay un cambio de color político. En Cantabria su particular presidente Miguel Ángel Revilla (para unos carismático, para otros simplemente populista) ha tardado muy poco en recordar al Ejecutivo central que ellos también quieren tren de alta velocidad, pero han abierto la puerta a un modelo de ‘bajo coste’ que ADIF llegó a barajar para el tramo Burgos-Vitoria.

Todo parte de un estudio de la Universidad de Cantabria, encargado por el gobierno autonómico anterior del PP, que planteaba siete alternativas diferentes calculando tanto su coste como los tiempos de viaje resultantes. La más cara exigía gastar 3.200 millones de euros en construir toda una vía nueva para enlazar Santander con Madrid en 2 horas y media, y la finalmente elegida reducía el coste a diez veces menos (unos 330) con un tiempo de viaje de tres horas.

El ahorro se logra combinando tramos de alta velocidad ‘pura’ con una traza de nueva construcción con el arreglo de curvas, la supresión de pasos a nivel y el mantenimiento de algunos tramos tal cual están evitando así construir túneles y viaductos, según explica a Diario de Burgos el profesor Enrique Castillo, uno de los autores del estudio.

La idea parece haber sido asumida por el presidente Revilla, quien hace tres semanas solicitó una reunión con Mariano Rajoy para tratar esta posible inversión más barata, a la que denominó «trenuco». Lo hizo durante el Día de Cantabria y aprovechó para lamentar que el Estado no quiera invertir en un AVE como el resto «ahora que ya están todos hechos y sólo quedamos nosotros».

Si los ejecutivos regional y estatal logran ponerse de acuerdo quedará definitivamente descartada una posibilidad barajada en varias ocasiones a lo largo de los últimos años y que conectaba Cantabria a través de Burgos en lugar de Palencia. Para ello habría que ejecutar un ramal entre Aguilar de Campoo y la capital burgalesa, y desde ahí aprovechar la línea que está a punto de terminar hacia Valladolid. Sería más barato, pero los cántabros quedarían penalizados en el tiempo de viaje por el rodeo de casi 70 kilómetros que supondría esta solución.

¿APLICACIÓN EN BURGOS?

El planteamiento de un AVE de bajo coste recuerda al estudio del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) que se filtró en la primavera de 2013 y que planteaba mejorar el trazado actual de entre Burgos y Vitoria en lugar de construir un trazado nuevo.

Así la inversión pasaría de 1.400 a 400 millones de euros pero el Gobierno, tras insistir en varias ocasiones en que aquel estudio no era definitivo, ha mantenido que su intención es construir una línea de alta velocidad para unir la meseta con la ‘Y’ vasca. Lo que nunca ha confirmado es cuándo podría comenzar exactamente ni sus plazos de ejecución, que dependerán del presupuesto disponible.

Preguntado por su opinión sobre si el Burgos-Vitoria debería hacerse también con criterios de ahorro, el profesor Castillo advierte que «habría que estudiar el caso concreto» pero advierte que «en la mayoría de las líneas de alta velocidad de España, ni a Galicia, ni a Asturias, ni a Extremadura ni al País Vasco, no hace falta ejecutar una vía doble y con ello se puede ahorrar hasta un 40 por ciento».

En junio supimos que la Unión Europea no financiará (de momento) la prolongación de la línea hacia el País Vasco, un proyecto para el que el Ministerio de Fomento había solicitado el 20% del coste estimado. Su futuro, por tanto, dependerá del empeño que el Gobierno decida emplear en ella y de sus prioridades territoriales en infraestructuras. Lo mismo que el de Cantabria o del resto de ciudades que siguen esperando en ese grupo que Revilla resumía como «los últimos».