Covarrubias, la Noruega castellana

B. Antón / Covarrubias
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Más de 200 noruegos han disfrutado este fin de semana del ciclo Notas de Noruega en la villa, entre ellos, 60 peregrinos que han hecho el camino de San Olav durante la semana

La soprano Anne Vik Larssen ofreció un recital en la colegiata de San Cosme y San Damián ante numerosísimo público. - Foto: Luis López Araico

La historia de amor entre Covarrubias y Noruega comenzó hace décadas cuando se descubrió en la villa burgalesa el sepulcro con los restos de la Princesa Kristina. Desde entonces, ni la distancia ni el paso de los años ha sido capaz de minarla, todo lo contrario, el tiempo solo ha provocado que el vínculo entre ambas sea cada más estrecho y los lazos de unión más fuertes. 
 
El secreto no es otro que el cuidado y el esmero que ponen en esta relación la Embajada de Noruega en España, la Fundación Princesa Kristina de Noruega y el Ayuntamiento de Covarrubias. Un trabajo incansable cuyos resultados se han podido ver durante este fin de semana en la villa rachela, que ha acogido a más de doscientos nórdicos durante la celebración del ciclo Notas de Noruega, uno de los proyectos primogénitos de la unión y que ha contado con la asistencia del embajador, Johan Vibe.  
 
Con la música como ejemplo de intercambio cultural, nació esta iniciativa que ya cuenta con más de veinte ediciones presentando a jóvenes talentos nórdicos. Este año los protagonistas fueron la cantante Anne Tvete, que el sábado fusionó en la capilla de San Olav la música folklórica noruega y el flamenco; y la soprano Anne Vik Larssen, que cantó ayer en la colegiata acompañada al piano de Mona Spigseth después de la ofrenda floral a la estatua de la Princesa. Dos exquisitas propuestas que hicieron la delicia del público español y del noruego, que alcanzaba este año una importante cifra, próxima a las doscientas personas. «Cada año sube su presencia. Se ha llenado el pueblo literalmente de noruegos. Las plazas hoteleras se han agotado y hemos tenido que reubicar a alguno en nuestras propias casas», explicaba Venancio Díaz Guardamino, presidente de la Fundación Princesa Kristina de Noruega, que asegura que en la villa están «encantados». 
 
Entre estos doscientos noruegos, que durante el fin de semana han llenado las calles, los hoteles y las terrazas de Covarrubias, se encontraban más de sesenta peregrinos que han realizado el camino de San Olav durante estos días divididos en tres grupos diferentes y procedentes de Noruega en exclusiva para ello. Entre ellos está el capitaneado por Hans Andreas Fristad, de la Saint Hallvard Pilgrims Associaton, de Oslo. Formado por quince peregrinos, llegaron en avión hasta el aeropuerto de Madrid, desde donde un autobús los llevó a Burgos. En la capital pasaron dos días para después iniciar el camino hacia Covarrubias. 
 
«Muchos de nosotros ya habíamos hecho el Camino de Santiago. Hemos visto que el de San Olav es muy nuevo, sin apenas infraestructuras, por lo que hemos tenido que buscar alojamientos y eso ha sido una circunstancia maravillosa, ya que nos ha llevado a dormir en casas de los vecinos, que nos han brindado una recepción muy cordial. Hemos sido recibidos como viejos amigos», relata Hans Andreas Fristad, que cuenta que hicieron noche en Modúbar de San Cibrián y en Cubillo del César, y que las vistas desde Las Mamblas, hacia un lado y hacia el otro «son impresionantes». 
 
Su llegada a Covarrubias fue como el resto del camino. «El recibimiento ha sido fantástico. Los vecinos han dejado de hacer sus cosas por enseñárnoslo. Es muy diferente de Noruega, pero aquí nos encontramos muy a gusto, como en casa», señala Hans Andreas Fristad. Los peregrinos de los otros dos grupos llagaron también de Noruega en avión, unos a Bilbao y otros a Madrid. Además, había noruegos procedentes de la localidad alicantina de Alfaz del Pi y de otros puntos de la península. 
 
Para completar este fin de semana noruego, la Plaza Mayor ha acogido un mercado donde se podían adquirir productos elaborados por algunos de los artesanos que desarrollan su labor profesional en la villa y también algunos productos noruegos, como su típico salmón. Además, durante los dos días ha habido un asentamiento histórico vikingo a cargo de Clan Herleiddu. Alrededor de setenta participantes han recreado como sería un campamento militar vikingo del siglo X a través de distintos talleres y exhibiciones, a orillas del Arlanza.