Ramón María Calderé recurrió ayer a una comparación muy clara sobre sus objetivos y los de su equipo en las siete jornadas que restan para concluir la Liga. El técnico habló de la temporada como si fuese un curso escolar y de las notas que pueden sacar dependiendo del resultado final. Ahora mismo, por ejemplo, ya tendría el aprobado, una vez que la permanencia está prácticamente  asegurada. Pero él quiere pelear por el notable, que es concluir entre los seis primeros, y mantener viva la lucha por el sobresaliente, es decir, disputar el play off de ascenso. Por supuesto, la matrícula de honor sería que el Burgos CF jugase la próxima temporada en Segunda División.

El técnico lanzó un mensaje a sus jugadores tras la derrota en Zamora y habló de la falta de convencimiento para luchar por el play off, que ahora mismo está a dos puntos. Por eso él mantiene su mensaje ambicioso, tanto dentro como fuera del vestuario. «Cada uno hace su propio lectura y yo sigo con la mía», dijo ayer después del entrenamiento, antes de profundizar en sus palabras.

«Hay dos temas importantes. A partir de la victoria en Tropezón y ante al UD Logroñés en la primera vuelta el equipo siempre ha mirado hacia arriba, nunca ha mirado a los puestos de abajo», aseguró.

«En segundo lugar, esto es como las notas y estamos llegando al final del curso. Tenemos el aprobado porque hemos cumplido lo que nos dijo la directiva, es decir, la permanencia. Ahora estamos luchando por el notable y quiero lograrlo, pero también quiero luchar por el sobresaliente. No me conformo con el aprobado. Yo les digo a mis chicos que el aprobado ya está bien, porque es lo que nos dijeron. Otra cosa es que yo quiero sacar un notable y eso es quedar entre los seis primeros; y un sobresaliente, que es quedar entre los cuatro primeros. Eso es lo que quiero que entiendan los chicos. Luego igual tenemos un límite, yo como entrenador y ellos como jugadores. Pero todavía quedan siete partidos y quiero ver nuestro límite, si es quedarnos como ahora. Yo creo que no».

Calderé está convencido de la capacidad de su plantilla para luchar por estos objetivos: «Me han educado desde pequeñito para ser competitivo. A mi nadie me ha regalado nada, ni me ha tocado una bonoloto. Estoy acostumbrado a competir y eso es lo que quiero transmitir. Hay que luchar hasta el final por el sobresaliente, eso es ser buen alumno. Luego el tiempo te dirá donde estás».

Y para conseguir todo ello, el técnico tiene claro que «hay que ganar los partidos de casa. No podemos fallar».

La primera de las finales que debe afrontar el Burgos de Calderé es el partido frente a la Cultural Leonesa, un rival que también tiene sus objetivos, sobre todo sellar cuanto antes la permanencia.

«Tiene a Diego Torres que lleva nueve goles pese a su edad. Cuenta con una baja importante, Góngora, que lleva cuatro goles y es un buen jugador. Vi a este equipo ante el Sporting B, que ganó con gol de Góngora. Es un equipo bien ordenado, viene de empatar en Oviedo y nos va a poner las cosas difíciles. Luego está la rivalidad entre ambos equipos», concluyó el técnico catalán.