Fútbol a toda velocidad

ENRIQUE JOSÉ GUTIÉRREZ
-

Rocket League es un frenético juego inspirado en el balompié, en el que los coches sustituyen a las estrellas de la liga. Disponible para PlayStation 3, PlayStation 4 y PC

La premisa de esta producción puede parecer un poco alocada, pero resulta sorprendentemente divertido una vez que se tiene el mando en las manos. Lo que se propone en este título es disputar partidos de fútbol, pero en vez de controlar jugadores, se hace con vehículos motorizados. Lo cierto es que se le puede considerar un sucesor espiritual de Supersonic Acrobatic Rocket-Powered Battle Cars, que es un juego descargable que vio la luz en PlayStation 3 hace algunos años, con el que guarda varias similitudes. Diversión directa y sin complicaciones es lo que se puede encontrar en su interior, siendo la sencillez y la facilidad de manejo sus señas de identidad.

Su jugabilidad es fácil de aprender, pero requiere práctica para llegar a dominarla a la perfección. Las reglas son simples: hay que introducir unos enormes balones en la portería del rival, usando únicamente unos coches especiales. Los vehículos tienen habilidades poco habituales, como saltar para empujar la pelota, o activar un turbo para llegar más rápido que los contrincantes. Los partidos son de tres contra tres y no hay ningún tipo de reglamento que limite los encuentros. Aquí no hay faltas, ni fuera de juego, y los escenarios están cerrados para que la pelota no pueda salir en ningún momento. Los enfrentamientos son entretenidos y alocados a partes iguales, y se prestan a situaciones extremas, como marcar el gol de la victoria en el último segundo.

Gráficamente, el título es funcional, pero no es un portento tecnológico, ya que ese no pretende ser su principal atractivo. Es visualmente simple y ese concepto se puede hacer extensible a toda esta producción. Desde los menús, hasta los escenarios y los coches, todo tiene un diseño que peca de simplicidad. Sin embargo, los partidos transcurren con una buena fluidez, algo imprescindible en un juego de estas características. El control es muy intuitivo, lo que facilita una rápida asimilación del manejo de los vehículos. Los efectos de sonido también son escasos, pero se puede escuchar a un animoso público jaleando las mejores acciones, y gritarán enloquecidos cuando se consiga marcar un gol. La cámara sigue de una forma muy correcta el transcurso de los encuentros, ayudando a elaborar jugadas con los compañeros de equipo.

Frenetismo, emoción y mucha diversión es lo que ofrece Rocket League. Se disfruta más en compañía, ya sea de forma local a pantalla partida, o en los modos multijugador en red que tiene disponibles. Las carcajadas están aseguradas en cada partido, debido a la locura que se apodera de todos los encuentros. Lo mejor es ir olvidando el rigor táctico que impregna el fútbol real, y las meditadas estrategias de los grandes entrenadores modernos. Aquí lo que prima es ir al límite y sorprender al rival con acciones inesperadas y arriesgadas. Si lo que se desea es pasárselo en grande desde el primer minuto, ésta es una de las mejores opciones que hay disponibles.