La tendencia a la baja en el número de habitantes en la ciudad es muy leve, pero constante. Así lo reflejan los datos facilitados por el Negociado de Estadística del Ayuntamiento y lo corrobora la concejala responsable del área, Nieves Sanz, quien matiza que «no se puede concluir que afecte en particular a ningún barrio y, además, hay que tener en cuenta que actualmente no hay nuevas zonas en expansión que estén atrayendo más núcleos de población».
De acuerdo con los datos, de los nueve distritos en los que se divide la ciudad, en siete ha bajado el número de habitantes en los últimos tres años. Tan solo en dos ha aumentado, que sí se corresponden en gran medida con zonas en las que se han construido viviendas nuevas en los últimos años. Se trata de las zonas de Fuentecillas, Barriada Yagüe y San Pedro de la Fuente (distrito 3), que han ganado un 3,38% de personas, pasando de tener 15.686 habitantes a finales de 2011 a 16.217 hasta finales de febrero del presente ejercicio. Lo mismo ocurre en el entorno de San Pedro y San Felices, La Castellana, Cellophane, Bakimet, San Amaro y Parralillos (distrito 8), donde el incremento ha sido incluso mayor, de un 5,92% más. En este caso se ha pasado de 16.026 vecinos a 16.976 en el mismo periodo.
En cuanto al resto de distritos, la bajada más acusada se ha producido en el distrito 2 (San Lesmes y Venerables), donde han pasado de residir 4.797 personas a 4.371. También es llamativo el descenso en la zona alta del casco histórico, en calles como San Esteban y Fernán González (distrito 4), donde la población ha caído un 7,09%, pasando de 3.972 personas a 3.690.
En lo que respecta al conjunto de la población, la bajada en los últimos tres años ha sido del 1,57%. De los 180.368 que había registrados en el padrón que cerró el Ayuntamiento a 31 de diciembre de 2011 se ha pasado a 177.534 con fecha del 19 de febrero de este año. Esta dinámica se mantiene desde 2009. De hecho, a mediados de ese ejercicio se llegó a un máximo histórico de 184.683 personas, una cifra muy alejada de los 168.227 del año 2000.
Inmigrantes que se van. Una de las causas principales de esa caída está en el regreso de un buen número de inmigrantes a sus países de origen coincidiendo con los años de crisis (desde 2008). En ejercicios anteriores, muchos extranjeros se instalaron en la ciudad -algunos en viviendas de alquiler y otros incluso en pisos de su propiedad- y compensaron el censo de quienes se mudaron o iban falleciendo.
Pero también es cierto que la marcha de jóvenes a otras ciudades parece imparable, como revelan las estadísticas al respecto. En concreto, un reciente estudio del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España pone de relieve que la ciudad tiene hoy 14.000 jóvenes menos que en 2007, cuando se contabilizan 61.850.
A ello se suma el denominado ‘envejecimiento demográfico’. Y es que además de haber menos nacimientos, la edad media de vida es cada vez mayor. De hecho, un estudio del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) fija la edad media de vida de los burgaleses en los 82,89 años, y es incluso mayor en el caso de las mujeres (85 frente a los 79,3 de los hombres).
Por último, y como curiosidad, la concejala Nieves Sanz destaca que, si previamente a unas elecciones, el Instituto Nacional de Estadística (INE) -con quien el Ayuntamiento comparte sus datos de padrón- observa una mayor densidad de población en un distrito y/o sección censal, «el citado organismo efectúa nuevas redistribuciones de distritos y secciones para compensar las cifras, redistribuciones que los ayuntamientos debemos aplicar sin más».