El País Vasco expedienta a la médico que no envió la ambulancia a Treviño

OTR-Press / Vitoria
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La investigación abierta concluye que la coordinadora de Emergencias valoró de forma «inadecuada» la información, aunque insisten en que «no hubiera evitado el fallecimiento»

El consejero vasco de Salud, Jon Darpón (d), durante su comparecencia en el Parlamento Vasco. - Foto: David Aguilar (Efe)

La decisión de no enviar una ambulancia para el traslado de la niña de Treviño (Burgos) fallecida el 17 de marzo en Vitoria por una infección derivada de una varicela se debió a una valoración «inadecuada» de la médico coordinadora de emergencias, según la investigación abierta por el Gobierno vasco. No obstante, este mismo informe concluye que el envío de un transporte sanitario no habría evitado su fallecimiento.

Estas son algunas conclusiones presentadas ayer ante la Comisión de Salud del Parlamento vasco por el director general de Osakidetza (servicio vasco de salud), Jon Etxeberria, que ha comparecido junto al consejero, Jon Darpón, para ofrecer explicaciones sobre la muerte de Anne Ganuza.
La menor murió por una infección «muy grave y poco habitual» -un ‘shock séptico fulminante’- en el Hospital Universitario de Álava, al que había sido trasladada por su padre desde su domicilio en La Puebla de Arganzón (Burgos).

La familia había llamado previamente al servicio de emergencias 112 del Gobierno vasco, desde el que en vez de enviar una ambulancia, se optó por remitirla al médico de guardia de Treviño. No obstante, para cuando el facultativo llegó, los padres ya la habían llevado a Vitoria.

Según el informe dado a conocer por Etxeberría,  la decisión de no enviar una ambulancia se debió a una valoración «inadecuada» de la médico coordinadora del servicio de emergencias vasco, a quien se le derivó la llamada de la madre, ya que «no valoró adecuadamente la información recibida, en la que claramente se ponían de manifiesto criterios de gravedad». Por este motivo, la doctora no movilizó el recurso «oportuno», que «habría sido una ambulancia de soporte vital avanzado».

Déficit de gestión. El informe también censura la duración «extremadamente larga» de la conversación entre la médica y la madre, que se prolongó durante cinco minutos y 36 segundos sin que la facultativa «adopte una decisión pese a la información recibida».

En la actuación de la coordinadora -tal y como apuntó el director general de Osakidetza- también se ha detectado un «déficit manifiesto de gestión proactiva de la situación», debido a su decisión final de que fuera la madre la que hablara con el médico de Treviño.

Por todo ello, el responsable de la investigación interna de Osakidetza ha propuesto que se abra un expediente disciplinario a esta médica, dado que su modo de proceder puede ser constitutiva «de una falta con su correspondiente sanción tipificada en el ordenamiento jurídico».

Mirada perdida. En su intervención, a preguntas de los grupos parlamentarios, Etxeberria ha leído parte de la transcripción de la llamada efectuada por la madre al 112. En ella, se indica que informó de que la niña, pese a que no tenía fiebre ni convulsiones, llevaba «toda la noche agonizando», con la mirada «perdida», «morada», con las manos frías y pronunciado palabras «no entendibles».

A pesar de todo, Osakidetza ha concluido que no se puede atribuir la muerte de la menor a la decisión de no enviar una ambulancia hasta La Puebla de Arganzón.
De hecho, la jefa de Pediatría del Hospital Universitario de Álava ha explicado que este ‘shock séptico’ se puede desencadenar «en muy pocas horas» y que «desgraciadamente no se puede adivinar» que va a producirse.

Por su parte, Darpón aseguró que lo ocurrido no fue fruto de «una decisión administrativa», sino «un desgraciado caso puntual». Además, destacó que la muerte de la niña nada tuvo que ver con un problema de «insolidaridad o descoordinación» entre administraciones de Euskadi y Castilla y León.