Tal vez el alcalde de Granada, Francisco Cuenca (PSOE), debería repasar la historia para recordar que ya en cierta famosa ocasión la ciudad nazarí fue conquistada por tropas castellanas. Entonces fue Boabdil el que hubo de agachar la cerviz, rendir la ciudad y someterse a los Reyes Católicos. Esta pincelada histórica viene a cuento por el tono ciertamente beligerante e incluso desafiante que han tenido las últimas declaraciones del regidor andaluz a propósito de la carrera por la Capitalidad Cultural Europea del año 2031 que ahora mismo disputan Granada y Burgos, toda vez que no hay por el momento más ciudades españolas que hayan confirmado su candidatura. «Burgos lo tiene muy complicado con Granada» o «La propuesta de Granada es imbatible» son algunas de las perlas que ha blandido el alcalde granadino cuando se le ha preguntado por las posibilidades de la capital burgalesa, rival en esta carrera de fondo, como bien saben ambas ciudades, que ya pugnaron por obtener el título de 2016.
Resulta curioso, pero Granada y Burgos guardan muchos paralelismos, similitudes que las convierten en ciudades candidatas si no gemelas, sí mellizas. Ambas tienen una población parecida, poseen dos iconos arquitectónicos únicos y extraordinarios (la Alhambra y la Catedral), atesoran un patrimonio histórico artístico riquísimo, en su provincia se encuentran los dos yacimimientos paleoantropológicos más importantes de la Península Ibérica (Orce yAtapuerca), son la cuna de dos ilustres artistas coetáneos que además fueron amigos y compartieron el mismo trágico final (Lorca yAntonio José)... ¿Hay quien dé más?
Con todo, y siendo así, Granada y Burgos son ahora rivales. Ambas ciudades ambicionan el mismo objetivo: ser Capital Europea de la Cultura en 2031. La ciudad nazarí, como no se cansa de señalar su regidor, lleva ventaja a Burgos y a cuantas ciudades decidan optar a partir de ahora al mismo título, toda vez que suma ya casi tres años de trabajo en este sentido. Desde hace muchos meses, tres comisiones trabajan en el proyecto y desde el Consistorio granadino se asegura que ya tiene, hoy, «la mejor agenda cultural de todo este país». También es cierto que, en contraposición, Burgos aporta la experiencia de haber competido ya en esta carrera de fondo, e incluso de haber llegado más lejos que Granada cuando el horizonte de ambas urbes era el año 2016.
También es cierto que Granada cuenta con el apoyo de la Junta de Andalucía y la complicidad del resto de capitales de la región, hasta el punto de que Málaga y Sevilla, que también sopesaron tomar parte de esta carrera, abandonaron para no entorpecer la aspiración de la ciudad nazarí; mientras tanto, en Castilla y León otra capital está estudiando postularse al título,Segovia (que también lo intentó para 2016), si bien todavía no ha dado el paso oficialmente. En el sentido de recabar apoyo institucional, Granada ha cobrado ventaja: su gobierno regional -además del Ayuntamiento, claro- más la Universidad de Granada tienen total implicación en el proyecto.En ese sentido, Burgos aún está en ciernes.
En los tres años que Granada saca de ventaja a Burgos, y según informaciones del periódico Ideal, la ciudad andaluza no sólo ha aunado voluntades y recabado apoyos como el de -nada menos- la Unesco, que la declaró ‘Ciudad de la Literatura’, o el Ministerio de Cultura, implicado en la recuperación de la muralla y en la puesta en marcha del Festival de Música yDanza. En este tiempo, ha recibido el legado de Federico García Lorca (que se hallaba en la Residencia de Estudiantes de Madrid), que será uno de los ejes del proyecto de la capitalidad, junto al papel histórico de la ciudad como lugar de encuentro de civilizaciones y el quinto centenario de la fundación de su universidad granadina, que se celebra en ese mismo 2031. La candidatura de la ciudad nazarí también ha hecho avances fuera de las fronteras nacionales, teniendo puentes y entablando complicidades y relaciones con urbes europeas como Friburgo o Florencia.
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